Una investigación de la Universidad Nacional de Australia (ANU por sus siglas en inglés) encontró que renovar las presas y mejorar la calidad del agua podría contribuir a promover el aumento de peso en el ganado lo que redundaría en una mayor rentabilidad a largo plazo.
El equipo de investigadores australianos, dirigidos por el PhD Leo Dobes, realizó un análisis del costo-beneficio de la renovación de presas para promover el aumento de peso del ganado en ganaderías localizadas en la región sudeste del gigante oceánico.
El hallazgo de su estudio fue determinar que existía una gran probabilidad de que los beneficios económicos por explotación superaran los costos de renovar las presas. (Informe: Así es como la ganadería sostenible contribuye a la conservación del agua)
“Es probable que el ganado de carne aumente más de peso si tiene acceso a una mejor calidad de agua que la disponible en muchas represas turbias de Australia que están infundidas con materia fecal y otra materia orgánica”, aseguró Dobes.
Según el análisis, esto no solo equivaldría a mayores rendimientos económicos, sino que también señalaron que la renovación de presas podría mejorar la sostenibilidad al preservar la biodiversidad y reducir las emisiones de carbono.
El equipo analizó datos de varias ganaderías de Estados Unidos para ver si era probable que las vacas aumentaran de peso cuando tuvieran acceso a agua de mayor calidad. Luego compararon el aumento de peso con los precios para determinar el rendimiento.
Asimismo, encontraron que con la renovación de presas, por cada dólar gastado, se podrían recuperar entre 1,5 y 3 dólares por el mayor peso del ganado, siempre que este conservara 1,8 – 6,5% de su peso corporal anual dependiendo de la ubicación y las precipitaciones.
“Al evaluar el aumento de peso se comparó el agua ‘limpia’ de pozos, ríos o represas cercadas donde no se permitía el ingreso del ganado, con agua ‘sucia’ donde los animales podían entrar y pararse”, aclaró Dobes. (Lea: Agua de calidad mejora en 16 % el peso de novillas)
Una cuestión que merece una mayor investigación es si el ganado beberá tanta agua “sucia” como agua “limpia”. Los autores advirtieron contra el sesgo de pensar que el ganado prefiere el agua que parece potable para los humanos.
Algunas de las formas de mejorar las presas podrían incluir cercas permanentes, agregar áreas de pasto denso, asegurarse de que los árboles estén en áreas que no interrumpan los afluentes y proporcionar áreas poco profundas para que prolifere la vida silvestre.
“Se ha demostrado que el cerco de represas reduce los niveles de E. Coli y otros coliformes termotolerantes, así como los niveles de turbidez, nitrógeno y fósforo, al tiempo que promueve las especies de macroinvertebrados nativos”, argumentó Dobes.
A su juicio, otra pregunta sin respuesta es “¿por qué los productores australianos (y en general todos los ganaderos) han persistido durante tanto tiempo en no proporcionar al ganado agua limpia si esto da como resultado un mayor aumento de peso?”.
“Después de todo, los ganaderos buscan aumentar la productividad a través de pastos mejorados, manipulación genética y otras estrategias costosas”, añadió el director de la investigación. (Lea: Calidad y cantidad de agua que requieren los bovinos)
En su artículo, publicado en PLOS ONE, los autores indicaron que existe una variación entre las granjas, las regiones y las condiciones climáticas de EE. UU., por lo que fomentan más estudios que se centren en el aumento de peso en las condiciones australianas.
Con información obtenida de Cosmos Magazine.