Estas sustancias son capaces de aumentar o disminuir la respuesta del sistema inmune de los bovinos, para su beneficio y el de la producción. Son alternativas a los antibióticos que se han impuesto en los últimos años como forma de combatir patógenos.   El médico veterinario Bernardo Guerrero explicó que el sistema inmune de los bovinos trabaja en 2 niveles. El primero actúa de forma inespecífica y se activa cuando cualquier agente extraño ingresa al cuerpo del animal, mientras que el segundo se concentra de forma más concreta en atacar ese organismo.   En general, la respuesta inmunológica de los bovinos no está activa todo el tiempo y cuando se “enciende”, gasta mucha energía y se demora en reaccionar. (Lea: Hemoterapia y lactoterapia reactivan el sistema inmune de bovinos)   Por eso, ante el ataque de agentes invasores, se utilizan todo tipo de sustancias, entre los que se incluyen los antiparasitarios y los antibióticos. El uso de estos últimos se incrementó en los últimos años como forma de combatir las bacterias que provocaban graves enfermedades, causando daños irreparables y enormes pérdidas económicas.     A medida que los antibióticos se vuelven menos recomendables por el aumento de las resistencias bacterianas y la presencia de residuos en carne y la leche, los inmunomoduladores surgen como alternativa para estimular el sistema inmune.   “Los inmunomoduladores están surgiendo para administrarlos en la ración o administrarlos periódicamente con el fin de obtener un sistema inmune no prendido totalmente, pero sí alerta que resuelva rápidamente el problema sin necesidad de utilizar tanta terapia”, precisó el experto. (Lea: La papilomatosis, una enfermedad que ataca al ganado joven)   Según Guerrero, este tipo de sustancias están tomando fuerza en las producciones tanto por su eficacia como su facilidad de administración, porque muchas se dan por vía oral, como los ácidos grasos o aceites esenciales. Incluso plantas como la sábila proporcionan este tipo de efecto.   “El área de la modulación es creciente, porque se puede adicionar en la comida. Y es que el sistema inmune está muy asociado con el tracto gastrointestinal, entonces usted lo puede prender para evitar la entrada de agentes”, explicó.   De igual manera, resaltó que la escasa o nula presencia de residuos en productos de origen animal como carne y leche es otra de las ventajas que han hecho que casas comerciales se dediquen a la comercialización de estos productos. (Lea: Anatomía de la ubre, asunto que le compete a los ganaderos)   Guerrero aclaró que lo que se busca con los inmunomoduladores es mantener activo el primer nivel del sistema inmune, que es la respuesta inespecífica en la cual se atacan todos los agentes que entren, sean virus, bacterias, entre otros.   Con esto, se evita la proliferación de organismos que generan enfermedades, pero al mismo tiempo se conservan las reservas de energía, pues hay que tener en cuenta que el rumiante gasta grandes cantidades de energía cuando se activan sus defensas.   “Estas sustancias ayudan a mantener alerta al sistema, sobre todo en las puertas de entrada donde hay presencia de mucosas, como el tracto genital, respiratorio y digestivo. Ahí se concentran el 80 % de las defensas del organismo”, detalló Guerrero. (Lea: Inflamación de ganglios linfáticos en bovinos se da por infección)   Si tiene alguna duda sobre los inmunomoduladores, consulte con su médico veterinario o con una casa comercial para conocer más sobre los efectos de estas sustancias.