En total, son 9 las Buenas Prácticas Ambientales que los ganaderos deben implementar en su predio, con el fin de tener un sistema productivo más amigable, eficiente y rentable. Con el objetivo de que los productores apuesten a modelos productivos amigables con la naturaleza y el entorno, la Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia, Corantioquia, desarrolló una completa investigación sobre un sistema viable para los predios ganaderos, que de paso los hace más sostenibles. Se trata de las Buenas Prácticas Ambientales. (Columna: Cambio climático) Las BPA se basan en actuaciones para la mejora del medio ambiente en el lugar de trabajo, reduciendo las perdidas sistemáticas o accidentales de materiales en forma de contaminantes como son los residuos, emisiones de gases o el vertimiento de sustancias Entre las bondades que se consiguen están la mejora considerable de la productividad, sin acudir a cambios en tecnologías, materias primas o productos. Los factores humanos y organizativos de la producción son los ejes alrededor de los cuales gira todo. Para Rolando Barahona Rosales, docente de la Universidad Nacional sede Medellín y PhD en Agricultura de la Universidad de Reading en Inglaterra, hay 3 impactos positivos por los que vale la pena que los empresarios consideren implementar las BPA. Ellos son: apertura de los mercados, conservación del ambiente y balanceo de la dieta. (Lea: Sistemas silvopastoriles mejoran calidad de carne en el país) El docente señaló que es importante “el reconocimiento que puedan hacer los consumidores sobre un producto específico; se le debe ayudar al público a saber que los empresarios están trabajando para tener un menor impacto ambiental, para que prioricen eso a la hora de comprar esos productos que podrían tener algún tipo de sello o distintivo que los identifique”, precisó. Para Barahona, empezar a introducir las Buenas Prácticas Ambientales en los hatos se refleja en una disminución de los gases de efecto invernadero y un cuidado especial del agua y los recursos, que es el objetivo que tienen los productores en el mundo. “Somos una comunidad global y así el impacto sea poco, algo se está generando. Estamos llegando a un punto en la historia de la humanidad en el que la suma de esos impactos supera la capacidad del ambiente y la naturaleza para recuperarse; por eso, es indispensable generar conciencia entre los productores”, añadió. (Lea: Antioquia le apunta a promover las Buenas Prácticas Ambientales) En materia de nutrición, para el experto el hecho de preparar compostaje implica que se haga un uso racional de los recursos que posee el predio y se le dé al animal lo que requiere, eso va a redundar en productividad, eficiencia y ahorro de dinero. En total, son 9 las Buenas Prácticas Ambientales que los ganaderos deben implementar en su predio, con el fin de tener un sistema productivo más amigable, eficiente y rentable. 1. Compostaje de bovinaza Lo ideal es que se aplique en el piso pasto seco, aserrín o cualquier otra material rico en fibra, de fácil consecución en la zona, conformando una cama de 10 centímetros de espesor. Una vez el ganado deposite sus excrementos sobre el material fibroso, la mezcla se recoge llevándola al sitio de compostaje para la producción de abono orgánico. Esta práctica debe hacerse todos los días. Con esta práctica se elimina el uso de agua para el lavado del establo, mantiene seco el ambiente, disminuye la presencia de moscas y se reducen las enfermedades podales de los bovinos; de paso se produce abono con materiales que están en el predio. 2. Ordeño móvil mecanizado Se adapta un sistema de ordeño mecanizado de 2 o más puestos para que pueda ser movilizado a los potreros. Para esto, se acondiciona una extensión eléctrica de una longitud suficiente según la finca. El ordeño se ubica debajo de una carpa fácil de instalar que protege del sol o de las lluvias, al lugar se llevan las herramientas necesarias de higiene y las canecas para depositar y transportar el lácteo obtenido. (Lea: El pago por Servicios Ambientales para los ganaderos es una realidad) El uso de esta clase de dispositivos reduce el estrés en el ganado ya que no debe salir del potrero, ahorra tiempo, no requiere un establo, hay menos posibilidad de que haya enfermedades y problemas patológicos. 3. Suplemento de pasto deshidratado durante el ordeño Se corta pasto en potreros aledaños al establo. El forraje cortado se deshidrata levemente dejándolo de un día para otro sobre los corredores del establo, o en lugares aireados protegidos de las lluvias. A cada animal se le proporciona el alimento en cantidades suficientes para su consumo voluntario; es recomendable brindarle a la vaca suplementación previo al ordeño, ya que de esta manera se obtienen mejores resultados. Esta técnica reduce el uso de concentrados, elimina el uso de agua para lavar el suelo del establo, mantiene seco el ambiente, disminuye la presencia de moscas y se optimizan los recursos que posee la finca. (Blog: Buenas Prácticas Ambientales en Ganadería) 4. Certificación de calidad de aguas Cada año, aproximadamente, se debe realizar un análisis de laboratorio del preciado líquido que bebe el ganado de la finca. Para eso se toman muestras de las diversas fuentes del recurso presentes en el predio. Posterior a eso se envasan en frascos de vidrio limpios y se marcan con su respectiva descripción y lugar. Una vez se tengan todos, los frascos se envían a un laboratorio para revisar sus componentes químicos, físicos y biológicos.Con los resultados en la mano, se sabe qué medidas deben ser adoptadas y en beneficio de la salud de los animales y la inocuidad de los productos. Con eso se expide el certificado. Esa tarea disminuye los costos de producción por reducción de enfermedades y de paso baja la contaminación ambiental al mermar las aplicaciones de medicamentos en los animales. 5. Uso racional de químicos No aplicar en demasía sustancias químicas es vital en la finca ganadera sostenible. Antes de usar un producto de esta naturaleza, se debe tener en cuenta el grado de contaminación que estos generan sobre el agua, suelo, aire, la fauna y la flora.Ante esos aspectos, el productor debe cuestionarse sobre la necesidad real para aplicar dicho producto. En algunas oportunidades se emplean agroquímicos en grandes cantidades y varias de veces sin necesidad. Ante eso, se sugiere integrar procesos productivos y de manejo de patógenos con métodos biológicos, culturales y agroecológicos. Incluso, algunos empresarios han apelado las razas criollas debido a su resistencia contra los parásitos. (Lea: Bancos forrajeros en la Orinoquía, una planeación autosostenible) Ese tipo de prácticas reducen la contaminación, los costos de producción y se promueve la biodiversidad. 6. Conservación de bosque Se adelantan acciones encaminadas a la protección de las cubiertas boscosas que conservan las aguas ubicadas en altas pendientes. Eso mantiene los corredores biológicos que dan conectividad entre los diferentes sectores boscosos. Para ello, se debe cercar el bosque existente en la finca para evitar la entrada del ganado; adicional a eso se deben implementar sistemas silvopastoriles para complementar e integrar la estrategia anterior con áreas de retiro y relictos de bosque presentes en la finca. Tener presentes este tipo de recomendaciones ayuda a conservar el agua, fortalece la recarga hídrica en el sistema productivo, aumenta la presencia de flora y fauna, se potencia la biodiversidad funcional, se conservan los suelos de ladera y se generan servicios ambientales. (Lea: Ganadería sostenible a la conquista de la Amazonía colombiana) 7. Ahorro de agua en bebederos El ganadero instala una bomba reguladora del nivel del agua en los bebederos ubicados en los potreros de la finca, la cual se debe graduar según el nivel que se requiera en el abrevadero y así se evitan desperdicios. Esa sencilla estrategia reduce el uso de agua, evita la formación de zonas pantanosas en los potreros que pueden causar enfermedades y aleja la presencia de moscas. 8. Revegetalización de áreas degradadas y de potreros improductivos de la finca Esta propuesta se desarrollará en los potreros de la finca que presentan limitaciones a la hora de generar una la producción eficiente y sostenible. Esas zonas son las que evidencian acelerados procesos erosivos debido a las altas pendientes; también en aquellas que muestran alto grado de deterioro del suelo, en los cuales la capacidad de carga es mínima y se hace obligatorio aislar el ganado mediante cercas.En estas franjas se permite la regeneración natural de la vegetación que espontáneamente y con el paso del tiempo se va cubriendo de rastrojo, arbustos y árboles en lo que otrora fue un terreno árido e improductivo. (Lea: Las nuevas tecnologías, aliadas de la ganadería sostenible) Aplicar esa estrategia permite que las zonas improductivas luego sean generadoras de servicios ambientales para la finca; de paso constituyen un albergue para la flora nativa y se enriquece el paisaje del predio. 9. Relevo generacional en las fincas Las nuevas generaciones ligadas al sector agropecuario ya han desarrollado procesos de educación ambiental pertinentes con la ganadería sostenible. Es ideal que en los programas de educación agropecuaria existentes y en los centros educativos, se hagan adaptaciones curriculares pertinentes en donde se enfatice en los temas ambientales integrados a los sistemas productivos ganaderos. Al tener este último punto en cuenta, se garantiza un manejo de los recursos naturales, así como una mayor presencia de población rural en las regiones ganaderas y se contribuye a mejorar la calidad de vida. A todo lo anterior se le suma una estrategia educativa ligada al cambio climático. (Lea: 8 normas a considerar en la producción de ganadería ecológica)