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Por CONtexto ganadero - 16 de Marzo 2023
En Colombia, se reconocen un total de 10 razas criollas bovinas que tienen características optimas en producción lechera, de carne y en ganadería sostenible, sin embargo, desde hace más de dos décadas no hay un censo oficial por parte del gobierno que permita establecer cuántos animales de cada raza existen en el país actualmente. Defensores de las razas criollas aseguran que de no protegerse y propagarse estas razas podrían desaparecer.
Las razas bovinas criollas, son aquellas que llegaron al país en la época de la conquista española, hace más de 500 años. De acuerdo con un artículo publicado en 2021 por expertos en razas bovinas criollas como Germán Martínez Correal y Marino Valderrama: “los bovinos criollos se originaron a partir de ejemplares Bos taurus provenientes de la Península Ibérica y las Islas Canarias que fueron desembarcados en el Nuevo Mundo durante La Conquista, otros ganados ingresaron en la época colonial”. (Ver: Razas criollas, claves en la construcción de una producción sostenible)
Desde entonces han tenido diferentes adaptaciones a los climas y a la altura de las regiones, así como cruces con otras razas. De acuerdo con el Plan Nacional de Acción para la Conservación mejoramiento y utilización sostenible de los recursos genéticos animales de Colombia, primero se reconocieron ocho razas bovinas criollas: el Romosinuano (Romo), Costeño con Cuernos (CCC), el Blanco Orejinegro (BON), el Chino Santandereano (Chino), el Hartón del Valle (Hartón), el Casanareño y el Sanmartinero.
Luego, en los años 30’s y 50’s dos más se sumaron a la lista, luego de formarse razas bovinas compuestas: el ganado Lucerna, en el Valle del Cauca, producto de cruces del bovino criollo Hartón del Valle, y de las razas taurus introducidas como Holstein y Shorthorn y, por otro lado, la raza Velásquez, en el Valle del Magdalena, producto de la hibridación del ganado criollo Romosinuano, el Red Poll y Brahman rojo.
Desde el año 1936, el Gobierno colombiano ya era consciente del valor económico que los animales criollos tenían para la producción y se había hecho evidente la drástica disminución de sus poblaciones, ocasionada principalmente por los cruzamientos absorbentes con las razas introducidas: las taurinas de origen europeo que prosperaron en las altas planicies, en los sistemas de producción de leche y las índicas en el trópico bajo, en los sistemas de producción de carne.
El último censo promovido por el Ministerio de Agricultura de Colombia, Fedegán y la Asociación de Criadores de Ganado Blanco Orejinegro, se remonta a 1999, cuando se hablaba de que en el país existian 18.231 animales, entre ganado criollo y la raza Casanare Sastre.
Por otro lado, Colombia suscribió en 1992, en Río de Janeiro, Brasil, el Convenio sobre la Diversidad Biológica que lo obliga a preservar y utilizar racionalmente todos los recursos genéticos que posee, incluyendo las razas criollas. En el año 2003, mediante un convenio de Asocriollo con el Ministerios de Agricultura, se hizo la apertura de los libros genealógicos o registro (“Libro del hato”) de todas y cada una de las razas criollas y colombianas. Así como otras leyes de protección que tiene el país como la Ley 165/94, por la cual se compromete a fomentar la conservación, el conocimiento y el uso sostenible de la biodiversidad.
Pero a pesar del sinnúmero de leyes, según el Plan Nacional de Acción para la conservación, el país no ha aumentado significativamente los esfuerzos de conservación, uso y desarrollo de los Recursos Genéticos Animales y actualmente los programas de conservación no han contado con suficientes recursos para abarcar nuevas razas en inminente peligro (con excepción de la raza Casanare) o abordar la conservación de nuevas especies. Los programas de selección y mejoramiento, en la mayoría de las especies y razas, son inexistentes o predomina la selección subjetiva de animales en ferias y los proyectos de investigación y desarrollo en caracterización. Por lo tanto “se podría argüir que las medidas generadas son suficientes y el grado de adopción, reglamentación, puesta en marcha y su cumplimiento no han sido efectivas.”
Germán Martínez, presidente de Asocriollanos dice que “la mayoría de las razas están en vías de extinción, las poblaciones son mínimas, los censos poblacionales no están actualizados. El último censo se hizo en el año 99, es decir, hace ya 24 años. Las recomendaciones de FAO es que mínimo se debe hacer un censo cada 10 años y tener medidas de vigilancia y de control para saber si esas poblaciones están aumentando o disminuyendo.”
También aseguró que “En el año 2018, con apoyo de FAO con recursos de ellos, tuve la oportunidad como presidente de la asociación de criadores de ganado criollo de los Llanos orientales de hacer una encuesta. Toda esa información está publicada en la base de datos de la FAO eso es a nivel mundial y Colombia, pues lógicamente participa como responsable de actualizar y de llevar toda esa información.” Por su parte, Agrosavia también ha sumado esfuerzos con un programa para mantener un control y monitoreo de las razas bovinas criollas.
Sin embargo, Martínez dice que una de las causas de que se usen otras razas y no las criollas es que, “en Colombia no tenemos arraigo, también por la falta de conocimiento, entonces siempre estamos pensando que todo lo que viene de afuera es lo mejor”. Sumado a eso, la falta de control y monitoreo de las razas bovinas criollas dificultan la protección y reproducción de estas razas.
De acuerdo con Asocriollanos, utilizar racionalmente los criollos es, no solo producir más, con menores costos de producción en pasto y mantenimiento. Si no también con menor o ningún uso de agroquímicos de síntesis y contribuir a proteger el medio y producir en armonía con la naturaleza.
“Estratégicamente, el uso sostenible de los criollos y sus cruces, nos permitirá enfrentar los retos que significan tanto el cambio climático como las nuevas demandas del mercado, alimentos más sanos (inocuos) y de calidad nutricional, producidos en pastoreo, con buenas prácticas de manejo y en armonía con la naturaleza y hasta la posibilidad de crear una marca de región.” Dice Acocriollanos. A continuación, 10 razones por las que considerar hacer ganadería con razas bovinas criollas:
Si desea conocer más puede descargar la cartilla aquí.
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