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Foto: lifeder.com

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Identifique las características deseables de las especies leñosas

por: - 31 de Diciembre 1969

Los sistemas silvopastoriles se han convertido en una estrategia competitiva de producción pecuaria, al promover un manejo integral del sistema productivo, con la interacción de especies leñosas (árboles y arbustivas forrajeras), pasturas y animales en un mismo sistema.

Los sistemas silvopastoriles se han convertido en una estrategia competitiva de producción pecuaria, al promover un manejo integral del sistema productivo, con la interacción de especies leñosas (árboles y arbustivas forrajeras), pasturas y animales en un mismo sistema.

Además de su importancia como recurso forrajero estratégico y de su enorme interés cultural, social y económico, muchos pastos leñosos tienen una gran importancia medioambiental por la diversidad de hábitats que ofrecen a la flora y fauna silvestre y por su papel en conservación de la biodiversidad, la protección de suelos y el almacenamiento de carbono. (Lea: Leñosas forrajeras, la respuesta nutricional en zonas secas)

Las especies leñosas según su propósito en el sistema silvopastoril pueden clasificarse en dos grupos: para sombrío y para alimentación.

De acuerdo con Agrosavia, esta clasificación depende de aspectos como la forma, estructura, calidad nutricional y comportamiento de sus hojas en época de sequía.

Las especies leñosas también pueden ser arbóreas o arbustivas y su diferenciación se basa, principalmente, en la altura. 

Es importante tener en cuenta que en sistemas silvopastoriles algunos árboles se pueden manejar como arbustos mediante labores de poda.

Las especies leñosas forrajeras serán sometidas a podas periódicas o ramoneo y sus principales características son: forraje agradable al consumo, buena calidad nutricional, flexibilidad en las ramas, buena capacidad de rebrote y tolerancia a labores de poda. (Lea: 3 especies ideales para establecer SSPi en el trópico alto)

Principales características en especies leñosas para sombrío: lo que se debe tener en cuenta es la hoja, la copa y la altura, las cuales están relacionadas con la proyección de sombra y la cantidad de luz solar que dejarán pasar hacia la pastura.

El efecto de la sombra generada por la altura de la especie influye en la regulación del agua favoreciendo su disponibilidad, especialmente en época de sequía a diferencia de las áreas abiertas que son más susceptibles al estrés hídrico de las pasturas.

Las características más importantes de la copa son su forma, densidad y tamaño que influyen sobre el confort térmico de los animales y la producción del pasto.

Las propiedades esenciales de la hoja son el tamaño, la forma y el grosor. Se sugiere seleccionar especies arbóreas que no pierdan sus hojas en épocas secas con el fin de garantizar los beneficios de la sombra.

La diversidad de especies y sus características funcionales influyen directamente sobre la producción y el valor nutritivo de los pastos y forrajes interviniendo finalmente en la producción del sistema ganadero. (Lea: Sistemas agroforestales, alternativa sostenible para ganaderos de Nariño)

La función principal de las especies leñosas radica en la protección de nacimientos y cauces de agua a través de vegetación primaria, que además sirven como corredor biológico para diferentes especies animales y de forraje de calidad para los bovinos. Entre las especies arbóreas y arbustivas que se suelen utilizar están el cedro, roble andino, aliso, siete cueros, sauco y tilo, entre otras.

De acuerdo con el portal engormix.com, entre las características generales que deben reunir, se destacan el poseer crecimiento rápido en las primeras etapas de la plantación que garanticen un establecimiento seguro; disponer de una adecuada habilidad competitiva contra las malezas; mantener una alta productividad a las podas, cortes y pastoreos.

Además, disponer de una buena adaptabilidad a diferentes condiciones edafoclimáticas y ser compatible o tener efectos complementarios con las leguminosas y gramíneas que conviven con ellos en la misma área; no requerir de fertilizantes o disponer de cantidades mínimas; ser resistentes a las enfermedades y plagas de otras plantas con las cuales crecen, particularmente, gramíneas y leguminosas; y, presentar una adecuada producción y calidad del follaje en la temporada poco lluviosa.