El pasto es la fuente principal de alimentación de los bovinos, sin embargo, no es capaz de aportar, por sí solo, los nutrientes necesarios requeridos para su mantenimiento y productividad.
Sumado a esto, en el trópico alto es muy notable la estacionalidad de producción de forrajes, por lo que es muy importante conocer otras alternativas de alimentación.
Así se plantea en un artículo científico publicado en la revista de la Universidad de Costa Rica referente a las características productivas de cultivos forrajeros en sistemas de producción de leche en el departamento de Nariño. (Lea: Agrosavia ha desarrollado una amplia oferta forrajera para el trópico alto)
Para ello se evaluaron diez materiales como fueron maíz ICA V 305, avena cayuse, remolacha forrajera, rábano forrajero, pasto brasilero, haba roja, haba común, haba alpargata, alfalfa moapa, y, alfalfa 10-10.
Las tres variedades de haba (roja, común y alpargata) y la remolacha forrajera, presentaron mejor rendimiento productivo y calidad nutricional, principalmente en el contenido de proteína cruda (PC), energía neta de lactancia (ENL) y digestibilidad de la materia seca, las cuales son las características nutritivas de consideración en la formulación de alimentos para rumiantes productores de leche, por lo que representan una alternativa en los sistemas de lechería especializada del trópico alto del departamento de Nariño.
En todo caso, señala el artículo, las especies destacadas fueron las tres variedades de haba y la remolacha forrajera, por su rendimiento y calidad nutricional, las cuales presentaron valores entre 7,48 y 20,24 % para PC y 1,14 y 1,49 Mcal kg-1 para ENL. Así mismo, se presentaron diferencias entre tratamientos para cada localidad, tanto en las variables productivas como en las nutricionales.
En el trópico alto es muy notable la producción estacional de forrajes; se obtienen pastos abundantes en épocas de lluvia y con poco crecimiento en épocas de verano, con una distribución de un 70 y un 30 % de la producción forrajera, respectivamente. Además, hay un efecto determinante del clima sobre la producción y la calidad del forraje que influyen directamente sobre la productividad de los animales.
Se debe considerar también, que la mayoría de las pasturas son de reducida calidad nutritiva, debido principalmente al manejo deficiente de las praderas, en relación con los tiempos de uso y descanso, renovación de praderas, o bien, al establecimiento de pastizales con especies mejoradas, señala el artículo. (Lea: El potencial de la remolacha forrajera como alimento para el ganado)
La producción de leche en Colombia está basada en un 85 % en pasturas de kikuyo, en algunos casos se presenta en mezclas con leguminosas y con otras gramíneas como raigrás, sostiene el artículo.
Las ganaderías productoras de leche exploran diversas alternativas forrajeras, tanto en el rubro de las praderas como de los cultivos forrajeros y especies arbóreas endémicas, en forma de ensilaje o heno en aras de mejorar la rentabilidad y sostenibilidad del sistema de producción.
Los cultivos forrajeros seleccionados en este estudio fueron especies que crecen bien en altitudes de 2200 msnm en adelante, a una temperatura entre 15 y 22 °C, donde predominan sistemas de lechería; algunas leguminosas, porque se reconocen como fuente de excelente forraje y como mejoradoras de la fertilidad del suelo, y otras especies de corto y mediano plazo de alto rendimiento, que permiten obtener un forraje abundante durante ciertas épocas del año; estos pastos se pueden suministrar directo a los animales o mediante prácticas de ensilaje, henificación o henolaje.