Los toreros Enrique Ponce, Andrés Roca Rey y Juan de Castilla, hicieron vibrar la plaza con su arte en la arena. Lograron seis orejas y un indulto. Ganadería se lució en la que se considera la mejor tarde de hace muchos años.   La ganadería de Don Juan Bernardo Caicedo fue la protagonista de la segunda de abono de la temporada taurina de Bogotá, al lograr que sus toros con su casta, hicieran vibrar los tendidos en unas faenas inolvidables.   Fue una tarde de plaza llena, afición, buen toreo en la arena y excepcional clima. Los toros se caracterizaron por ser serios, bravos y de casta. El evento se presagiaba de buen nivel por los logros que han obtenido los toreros en las diferentes temporadas realizadas en el país y en efecto, fue apoteósica. (Lea: Dosgutiérrez, Paíspamba y Ernesto Gutiérrez triunfaron en la feria de Manizales)   Los 3 matadores en el acto de apertura, ingresaron al ruedo y fueron recibidos por la afición con  palmas recurrentes.   Una tarde de triunfos para los diestros. Cortaron cada uno dos orejas y el colombiano Juan de Castilla indultó el toro llamado Abrileño. Este matador tuvo el primero y el sexto de la tarde. Confirmó alternativa e indultó el último con un toreo que recibió ʿolesʾ durante el capote y música en la muleta. El tendido con pañuelos blancos solicitó el indulto en varias oportunidades y la presidencia lo otorgó.   El español Enrique Ponce, venía del inolvidable mano a mano con Julián Pérez ʿEl Juliʾ en Manizales y en su primer semental en la Santamaría, levantó el tendido con su toreo suave, dándole espacios y tiempo al toro y en el último terció remató con una estocada certera que le permitió lograr una oreja. Su segundo toro a pesar de ser un semental de buena presentación, no logró animarse a la pelea y rehuyó el enfrentamiento lo que obligó al maestro a rematar antes de tiempo. (Lea: Toro de lidia, una raza de tradición)   Ponce donó el séptimo de la tarde que se caracterizó por su bravura y buena transmisión hasta que en el tercio de muleta, se lastimó la pata izquierda y le tocó definir lográndole una oreja.   El peruano Roca Rey, en su primero no pudo hacer gala del arte en el rodeo, pero en su segundo ejemplar, logró el triunfo. Sus pases de rodillas y por la espalda pusieron de pie a los aficionados. La bravura del animal, lo llevó a una combinación de pases que le permitieron destacarse en la faena. Cortó dos orejas.  (Lea: “El toro de Mondoñedo se maneja con mucho respeto”, Sanz de Santamaría)