Este tipo de sistemas no solo sirven para rociar agua, sino también fertilizantes, insecticidas, funguicidas y algunos herbicidas. Asimismo es posible esparcir potasio o fosforo soluble en agua y abonos foliares. En la ganadería Río Grande, ubicada en el municipio de Montelíbano, Córdoba,utilizan el riego con pivote para regar un cultivo de 50 hectareas de maíz y producir silo para el ganado. Allí se empieza a preparar la tierra desde diciembre y realizan la siembra en marzo y abril con una sembradora mecánica. (Lea: Sistemas de riego: aliados estratégicos para la ganadería) El sistema de pivote central se montó hace 6 años, tiene 418 metros, cubre un área de 50 hectáreas y se realizan 2 cosechas al año, es decir, cosechan 100 hectáreas al año. Vale la pena anotar que existen pivotes de diferentes tamaños, incluso más grandes que el que utiliza esta ganadería. Normalmente se dividen en 3 lotes de 17 o 18 hectáreas porque no se puede sembrar todas las hectáreas juntas. El silo se cosecha cada 75 días. Hoy en día se producen 40 toneladas de maíz por hectárea o por corte, en otras palabras, 4 mil toneladas de silo al año. La empresa vende la mitad de la producción, una tonelada en $300 mil. Este tipo de trabajo demuestra que una tierra bien explotada puede ser muy productiva y rentable. Cuentan con una cosechadora de 4 surcos, que cubre entre 3 y 3.5 hectáreas por día y utilizan tractores. (Lea: Sistemas de riego, beneficio clave para el agro colombiano) Allí utilizan 2 tipos de maíz transgénico, resistentes al glifosato y que permiten controlar el gusano cogollero. El 10% del área perimetral se siembra en maíz criollo comercial para poder realizar un control efectivo de plagas. Dentro de los beneficios que trae para la ganadería implementar este tipo de tecnología se pueden mencionar: producir comida de muy buena calidad para ensilar y suministrar al ganado como suplemento en épocas de poca disponibilidad de forraje en los potreros y mantener la carga de animales por hectárea durante las diferentes épocas del año. A través del pivote, realizan fertilizaciones con urea y algunos elementos solubles como solupotasio y solufos. La fertilización es de aproximadamente 800 kilos por hectárea, por cosecha. En el momento de la siembra también colocan fósforo, potasio y otros elementos menores. Estas aplicaciones se deben establecer dependiendo del análisis de suelo de cada finca. (Lea: Irrigación, el secreto para garantizar el progreso de la agricultura) Teniendo en cuenta la compactación del suelo, cada 2 años realizan una renovación del lote con un cincel de 5 ganchos. No se recomienda aplicar glifosato con pivote porque es posible que queden residuos en la tubería, los cuales puedan llegar a afectar cualquier otro cultivo que se quiera establecer.