Un experto advirtió sobre las posibles limitaciones que tendría la cascarilla de arroz para suministrar como alimento a los animales en sistemas pecuarios. Estas son sus observaciones.
El M. Sc. Osmin Pineda Melgar de Guatemala elaboró un artículo en el que relató que los centros de investigación de los países latinoamericanos han creado nuevas variedades de arroz para elevar sus índices de producción, pues es la principal fuente de calorías para buena parte de la población.
De este cultivo salen subproductos como la paja que se usa en alimentación de ganado bovino, el pulido o pulimento para elaborar dietas alimenticias para los animales monogástricos y la cascarilla que se usa como cama de gallinero, sustrato de hidroponía y abono orgánico.
Según el experto, «algunos productores de ganado bovino la han incluido como parte de las dietas alimenticias, a pesar de una serie de restricciones que tiene debido a su composición química». (Lea: ¿Qué subproductos de arroz se pueden ofrecer al ganado?)
Dado que se generan miles de toneladas de desechos sólidos en el procesamiento de productos procedentes de actividades agrícolas, se han buscado buscan formas de aprovechar los desechos, para disminuir la contaminación ambiental que provocan y obtener algún beneficio.
La cascarilla de arroz es un subproducto agroindustrial que se obtiene del procesamiento del grano. Por cada tonelada de arroz, se producen 200 kilogramos de cascarilla. (Lea: Conozca otros usos que se le pueden dar a la cáscara de arroz)
Esta tiene «una naturaleza fuerte, leñosa y abrasiva, por lo cual es resistente a factores ambientales y protege al grano de arroz de cualquier deterioro durante el tiempo de desarrollo de la planta, a causa del ataque de hongos, insectos o cualquier otra plaga».
Pineda advirtió que la cascarilla no es apta para consumo humano y animal por su alto contenido de sílice (óxido de silicio, SiO2 en estado sólido), aun cuando en algunos casos se usa para la alimentación de animales de granja en cantidades menores al 5 %.
Además de no aportar casi fibra, puede provocar irritación del tracto digestivo de los animales que la consumen por su alto contenido de sílice. Asimismo, se han encontrado lesiones pulmonares leves en animales de laboratorio que han recibido dietas con cascarillas, de ahí la limitación del 5 %.
Pineda Melgar aportó una tabla que describe la composición química de la cascarilla de arroz y otros subproductos del cultivo. Al analizarla, se puede extraer como conclusión que «no es recomendable incluirla en las dieta para animales domésticos».
Precisó que la dureza de este subproducto se debe al silicio en su estructura, que de hecho se utiliza como abrasivo para la limpieza de ciertos metales como hierro, acero, aluminio, latón y bronce, dado que el tamaño de la partícula de sílice es tan fino que no raya el metal.
El sílice es el principal componente de las cenizas de la cascarilla cuando se incinera, siendo más del 90 %. El porcentaje restante son impurezas que en la mayoría de los casos no tienen efectos negativos. (Lea:¿Qué residuos de cosecha puede amonificar para ofrecer a su ganado?)
«Un problema que actualmente genera la actividad humana, y que se debe solucionar en los países en desarrollo, es el tratamiento a la gran cantidad de residuos que se producen en la industria y la agricultura, siendo una parte significativa de dichos residuos, biomasa, que podría ser eventualmente empleada como un combustible renovable o en la industria de los materiales de construcción», remató.