El equipo de investigación, dirigido por Ermias Kebreab, profesor de ciencias animales y decano asociado de compromiso global en UC Davis, exploró el impacto de añadir residuo de uva fresco, un subproducto de la vinificación, a la dieta del ganado lechero. Este subproducto, compuesto por semillas, pieles y tallos de uva, es abundante en California, donde se produce el 90% del vino de Estados Unidos.
Los investigadores añadieron este orujo de uva a un alimento base de alfalfa y observaron una reducción del 10% al 11% en las emisiones de metano producidas por las vacas. Este resultado es significativo dado que el metano es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono.
Resultados prometedores
El proyecto piloto de investigación no solo reveló la reducción de emisiones de metano, sino que también mostró mejoras en la eficiencia alimentaria y en la calidad de la leche. Selina Wang, profesora asociada de Extensión Cooperativa en el procesamiento de frutas y verduras a pequeña escala en UC Davis, destacó que la adición de orujo de uva cambió favorablemente la composición de ácidos grasos de la leche, aumentando las grasas poliinsaturadas, conocidas por sus beneficios para la salud.
Estos hallazgos sugieren que la suplementación de la dieta del ganado con residuo de uva contribuye tanto a una producción más sostenible, como a mejorar la calidad nutricional del producto final, en este caso, la leche.
Diseño de la investigación
Para probar su hipótesis, los científicos trabajaron con vacas lecheras de la raza Holstein, las cuales fueron alimentadas con una dieta base compuesta de alfalfa, trigo, cáscaras de almendra, semillas de algodón y granos. Las vacas fueron divididas en tres grupos: un grupo de control sin cambios en la dieta, un segundo grupo cuya alimentación incluía un 10% de orujo de uva, y un tercer grupo que recibió un 15% de este subproducto.
Después de dos semanas, los grupos cambiaron sus dietas para garantizar resultados consistentes. Las emisiones de metano e hidrógeno de las vacas fueron monitoreadas diariamente, y la producción de leche se documentó para evaluar cualquier posible variación en la cantidad y calidad.
Simbiosis entre la industria vinícola y láctea
En California, tanto la producción de lácteos como la vinícola son industrias clave. En 2022, el estado lideró la producción de lácteos en Estados Unidos, con un valor de mercado de 10,400 millones de dólares, mientras que la industria del vino alcanzó los 5.54 millones de dólares. Sin embargo, ambos sectores también son responsables de una parte considerable de las emisiones de metano, principalmente debido a los eructos del ganado.
El procesamiento de la uva para la producción de vino genera miles de toneladas de residuos, de los cuales el orujo de uva es un componente significativo. Este subproducto ha encontrado un nuevo uso potencial en la alimentación del ganado, lo que podría ayudar a ambas industrias a reducir su huella ambiental.
Las uvas de vino son ricas en taninos, compuestos conocidos por su capacidad para reducir las emisiones de metano. Este conocimiento impulsó a Kebreab a investigar si la inclusión de orujo de uva en la dieta del ganado podría ofrecer beneficios similares sin afectar negativamente la producción de leche.
Futuro de la investigación
Los resultados preliminares indicaron que la inclusión de residuo de uva en la dieta redujo significativamente las emisiones de metano sin afectar la producción de leche. Este hallazgo podría ser de gran interés para la industria láctea, especialmente porque el orujo de uva, a diferencia de otros aditivos, fue bien aceptado por el ganado.
El próximo paso en esta línea de investigación es evaluar el impacto del orujo de aceituna en la alimentación del ganado y profundizar en los mecanismos que permiten la reducción de emisiones. Selina Wang destacó la importancia de comprender estos mecanismos para poder optimizar las mezclas de aditivos alimentarios que reduzcan las emisiones y mejoren la calidad de la leche.