Las enfermedades de las patas bovinas son consecuencia de la interacción de diferentes factores, los cuales, desencadenan la enfermedad cuando alcanzan un punto crítico.
Las causas involucradas son múltiples y complejas, destacándose particularmente la alta producción, el estrés, los trastornos nutricionales, además de etiologías ambientales, infecciosas, genéticas, de razas, estado fisiológico de los bovinos y el comportamiento, tanto animal como humano.
Según el PhD. Diego Esteban Hernández, docente en la facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma de Chiapas (México), en un artículo en el portal actualidadganadera.com, el recorte funcional de las pezuñas en ambos tipos de producción (carne y leche), así como el uso de pediluvios en establecimientos lecheros, son medidas profilácticas que favorecen la no aparición de trastornos pódales, mientras que el maltrato de los animales durante el manejo, no respetar los tiempos de desplazamiento de los animales, el hacinamiento y el mal estado de los corrales, pueden promover dichas patologías. (Lea: Los trastornos podales causan pérdidas en carne, leche y partos)
El peso corporal, el tamaño del animal, la conformación de los miembros y el sedentarismo, son factores específicos importantes en la aparición de dichas enfermedades.
Una alimentación mal balanceada puede producir trastornos pódales cuando posee un contenido en fibra menor de 18 % y un alto porcentaje en proteínas, las cuales serían responsables de trastornos ruminales que, luego, se reflejan en lesiones de las pezuñas. El estrés calórico también es responsable de trastornos ruminales que posteriormente se traducen en laminitis y en sus diferentes enfermedades secundarias.
Además, es probable que aquellos animales confinados en espacios que no respetan las medidas establecidas en las normas de bienestar animal, no puedan desplazarse libremente y activar la circulación podal como habitualmente lo hacían antes de ser destinados a los corrales de encierro. Si bien no es un problema nuevo, está adquiriendo gran importancia debido a la intensificación de la producción y al aumento del uso de concentrados en la alimentación, lo que influye en trastornos de la producción y en la reproducción.
Por otro lado, los animales afectados requieren atención y tratamiento terapéutico inmediatos, lo que incrementa las tareas de manejo, los gastos de medicamentos, honorarios profesionales veterinarios y, en algunos casos graves, descarte anticipado de animales de alto valor genético y productivo en plena producción.
Existe evidencia científica que demuestra que las vaquillas que sufren de cojeras antes de iniciar su vida productiva tiene 30.8 % de posibilidades de ser sacadas del establo antes de completar su primera lactancia, es decir, 6 veces más probabilidades de descarte. Los problemas pódales van más allá que solo el bienestar animal, también existen efectos reproductivos y sobre la producción de leche. (Lea: No descuide las afecciones podales y trátelas a tiempo)
Vacas con problemas pódales tienen un aumento de días abiertos y un intervalo entre partos de más de 400 días, seis veces más probabilidades de desarrollar quistes ováricos, ocho veces más probabilidad de aumentar los días al primer servicio, seis veces más probable de aumentar los días abiertos, nueve veces más probable de tener más servicios por concepción, cuatro veces más probable de ser descartada en comparación a sus compañeras de hato.
Igualmente señala el informe que vacas con una puntuación de 4 a 5 en la escala de locomoción tiene una pérdida de producción de leche de 9 al 15 %.
Más del 90 % de las patologías pódales se encontraron en miembros posteriores; algunos factores que favorecieron la presentación de patologías pódales fueron la humedad y los caminos con materiales abrasivos (piedras, clavos, madera, concreto). Las pezuñas que permanecen en agua durante 12 horas, aumentan su peso en un 2 % por la absorción de agua y esto reduce su dureza entre un 10 % y un 20 % favoreciendo la incidencia de patologías pódales.
Estrategias para establecer una buena salud de las pezuñas
Genética: Las alteraciones digitales son heredables. Por lo tanto, se deben eliminar del hato aquellos animales cuya descendencia presenten la patología. Por otra parte, cuando se van a comprar reproductores se debe prestar atención a los rasgos morfológicos de las pezuñas.
Nutrición: Hoy en día en la ganadería, los estudios y las tecnologías aplicadas en la nutrición han disminuido las problemáticas de los trastornos alimenticios y desbalances metabólicos en el ganado bovino productor de leche, sin embargo, se debe prestar atención a estos, debido a la relación entre estos trastornos y los problemas pódales. Se recomienda realizar pruebas digestivas como pH ruminal, con el objeto de evaluar el funcionamiento del rumen. En este sentido, los cambios de dietas deben ser paulatinos para adaptar la flora a las nuevas condiciones. (Lea: Estas son algunas de las causas de las cojeras en bovinos)
Pediluvios: El uso tópico de profilácticos como glutaraldehido, sulfato de cobre, sulfato de zinc, sulfato de aluminio y sulfato de benzalconio, que desinfecten las pezuñas de los animales, siendo un biocida para evitar las colonización de las bacterias en la pezuña, La frecuencia de uso depende del grado de humedad a la que estén expuestas las pezuñas y la cantidad de barro que acumulen diariamente, por lo que se recomienda realizar un score de higiene patas y pezuñas del hato; en épocas de lluvia con pezuñas muy sucias es recomendable hacer uso del pediluvio al menos 3 ó 4 veces por semana con un cambio luego de cada 200 animales.
Recorte funcional de la pezuña: Se deben realizar por lo menos dos veces al año. El arreglo está orientado básicamente a rebajar la suela, procurar la concavidad de la misma, así como el recorte de la punta. Es necesario inmovilizar el animal ya sea en un potro, mesa de cirugía o simplemente en el suelo bien sujetado. Los materiales incluyen tranquilizantes, limpia uñas, gurbios, agua, cepillo, guantes, gafas, lazos, alicate corta pezuñas o pulidora.