En esta época del año, las altas temperaturas ponen a prueba la capacidad de adaptación de las especies ganaderas. Ante este escenario, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) de Argentina explica una serie de recomendaciones vitales para proteger a los ganados y garantizar su bienestar en condiciones extremas.
El estrés calórico, una respuesta adaptativa del cuerpo animal a los desafíos ambientales, se desencadena cuando las condiciones ambientales superan su zona termoneutral.
Ante este escenario, el Senasa dice que los animales muestran cambios fisiológicos y comportamentales como la reducción de actividad física, aumento de la frecuencia respiratoria, disminución del consumo de alimento y aumento del consumo de agua, entre otros.
Los impactos del estrés calórico no se limitan al bienestar animal; pueden generar disminución en el consumo de alimento y eficiencia alimenticia, pérdida de peso y condición corporal, deterioro del desempeño y los índices reproductivos, aumentos del riesgo de enfermedades y una mayor tasa de mortalidad.
El riesgo de estrés calórico varía según factores propios del animal como la edad, el color y el largo del pelo. El Senasa destaca que los animales más perjudicados son aquellos con mayor acumulación de grasa corporal y los de pelaje negro en etapas de terminación. (Lea en CONtexto ganadero: Indicadores y pérdida de calor en bovinos por estrés calórico)
Además, la alimentación también influye en el riesgo de golpe de calor. El pastoreo de pasturas tóxicas y la administración de raciones hipercalóricas aumentan dicho riesgo.
Esta es la razón por la que para mitigar el estrés calórico que se puede producir en esta temporada seca, el Senasa recomienda diversas medidas prácticas:
1. Proporcionar suficientes espacios de sombra, preferiblemente de árboles, para disminuir la radiación y la temperatura del aire.
2. Asegurar acceso a agua fresca, limpia y abundante, controlando el caudal y la presión en periodos de extremo calor.
3. Evitar manejos estresantes y planificar todas las tareas para minimizar el tiempo de permanencia en mangas y corrales.
4. Adecuar la alimentación, con especial atención a la presencia de hongos productores de ergoalcaloides en las pasturas. Estos ergoalcaloides son metabolitos secundarios producidos por algunos hongos que se encuentran distribuidos en todo el mundo y que pueden producir intoxicación en los animales.
5. Refrescar la finca en momentos de temperaturas elevadas, utilizando métodos adecuados y consultando el pronóstico del tiempo.
Finalmente, en caso de dudas, se recomienda consultar con el veterinario de confianza. Cumplir con el bienestar animal es una ventaja tanto para el productor como para los bovinos, además de ser un compromiso esencial en la producción pecuaria. (Lea en CONtexto ganadero: Tenga en cuenta estas recomendaciones para disminuir el impacto del estrés calórico)