El principal objetivo de los tratamientos de los quistes es procurar las condiciones que permitan una nueva preñez y un parto sin alteraciones. Aquí presentamos una lista de opciones para aliviar esta enfermedad que puede causar grandes pérdidas en las ganaderías. En un artículo del médico veterinario argentino Rutter Bruno del portal Engormix, se describen los distintos métodos para tratar esta enfermedad, que generalmente se hacen con suministro de hormonas, una vez se han descartado otro tipo de condiciones genéticas. De esta forma, el diagnóstico temprano y correcto de los quistes es fundamental a la hora de implementar cualquier tipo de terapia. El experto aconsejó elaborar una estrategia genética, hormonal y económica. (Lea: 4 enfermedades que afectan los ovarios de las vacas) Así pues, todos los esquemas buscan restablecer el ciclo estral mediante el desarrollo de tejido lúteo funcional. Esto puede ocurrir a partir de la maduración de un folículo o la luteinización de los quistes, favorecida por el suministro de hormonas. Generalmente, los tratamientos son más exitosos en el posparto temprano y con quistes formados recientemente. En 60% de los quistes diagnosticados durante el puerperio (20 a 30 días después del parto) se recuperan en la primera ovulación, lo que se conoce como recuperación espontánea. Mientras que se desaconseja la ruptura manual, la mejor alternativa es la aplicación de diferentes hormonas que alivian esta enfermedad. (Lea: Quistes en vacas de leche y carne se tratan con diagnóstico temprano) Por ejemplo, se puede administrar gonadotropina coriónica, hCG, que es la más usada, con dosis de 2.000 a 5.000 U.I. por vía endovenosa o intraquística, y de 5.000 a 10 mil por vía intramuscular o subcutánea. Esta hormona luteinizante, LH, restablece la actividad cíclica ovárica, aunque no se deben inyectar dosis de forma tan seguida. También se emplean la progesterona y los progestágenos, que con el uso de dispositivos intravaginales, reducen la concentración basal y la frecuencia pulsátil de LH, lo que hace imposible matener los quistes y conduce a su regresión funcional y disminución de tamaño. El uso de estos dispositivos tiene una respuesta variable según la duración del tratamiento. En algunos casos, los quistes pueden persistir por períodos de hasta 18 días, y luego desencadenan celo y ovulación a los 14 días. (Lea: Los nutrientes minerales que requiere la vaca en el periparto) Igualmente, la hormona liberadora de gonadotropina, GnRH, o alguno de sus análogos sintéticos, induce un pico preovulatorio de LH y hormona foliculoestimulante, FSH, similar al del ciclo estral dentro de la hora y media a 3 horas del tratamiento, con duración de 4 horas. Así, los quistes sufren luteinización, se reducen las concentraciones de LH y de 17-estradiol en 24 horas, las concentraciones de progesterona aumentan, y los ciclos estrales son restablecidos. En cambio, no se recomienda la repetición de GnRH en casos sin respuesta, dado que pueden ocurrir fallas por la incapacidad de la estructura quística de responder debido a fibrosis, degeneración de la teca-granulosa, o número insuficiente de receptores en células foliculares. Finalmente, es posible combinar tratamientos como hCG + progesterona, o prostaglandina F2 (que funciona de forma única) con hCG o GnRH, aplicada de 9 a 15 días después de estas últimas. (Lea: Estas son las enfermedades que más causan abortos en hatos lecheros) El veterinario argentino recomendó servir a las hembras en el primer celo después del tratamiento exitoso, para que los quistes ováricos no se repitan si logran preñarse. De lo contrario, si se permite que ocurran 2 o 3 ciclos, es posible que vuelva a presentarse la afección.