Carlos Alberto Fuentes, médico veterinario especialista en rumiantes explicó a CONtexto ganadero que la estomatitis vesicular es una enfermedad altamente contagiosa que afecta a varias especies animales, incluyendo bovinos, equinos y porcinos. Además de causar dolor y malestar, la estomatitis vesicular puede tener un impacto significativo en la salud del ganado y la rentabilidad de la industria ganadera. En este artículo, CONtexto ganadero explora en detalle los síntomas, diagnóstico y medidas de control de esta enfermedad.
Los síntomas y consecuencias de la estomatitis vesicular
La estomatitis vesicular se manifiesta inicialmente con un aumento en la salivación, seguido por la aparición de vesículas en la cavidad oral y otras áreas mencionadas. “Estas vesículas pueden variar en tamaño, desde pequeñas ampollas hasta lesiones más extensas que pueden cubrir ampliamente la superficie de la lengua” dice Fuentes. Con el tiempo, estas vesículas pueden romperse y convertirse en erosiones y úlceras, lo que agrava el malestar de los animales afectados.
La enfermedad también puede causar fiebre transitoria, anorexia, disminución de la ingesta de agua y cojera. En el caso de los bovinos lecheros, las lesiones en los pezones pueden llevar a la mastitis, una inflamación de las glándulas mamarias que puede resultar en una disminución significativa en la producción de leche. “Además, los animales afectados pueden presentar una pérdida de peso considerable y un bajo rendimiento” aseguró.
Diagnóstico y medidas de control
Según el especialista, el diagnóstico de la estomatitis vesicular requiere de pruebas de laboratorio para diferenciarla de otras enfermedades vesiculares similares, como la fiebre aftosa y la enfermedad vesicular porcina. Sin embargo, los síntomas clínicos, como la presencia de vesículas en la boca y otros sitios mencionados, pueden ayudar a sospechar de esta enfermedad.
Una vez confirmado el diagnóstico, es fundamental implementar medidas de control efectivas para evitar la propagación de la enfermedad y minimizar sus efectos en el ganado. Algunas recomendaciones incluyen:
· Proporcionar alimentación a los animales enfermos con pastos suaves para reducir su malestar y mantener su nutrición adecuada.
· Designar personal y equipos exclusivamente para el manejo de los animales afectados, evitando el contacto con animales sanos.
· Restringir la movilización de los animales enfermos y sus contactos, evitando su interacción con otros rebaños y reduciendo así el riesgo de propagación.
· Realizar un control eficiente de los vectores que transmiten la enfermedad, como insectos y moscas.
· Implementar una rigurosa limpieza y desinfección de las instalaciones, equipos y utensilios utilizados por los animales afectados.
· Establecer un protocolo de ordeño y tratamiento de los animales enfermos después de los sanos, evitando la contaminación de la leche y reduciendo el riesgo de infecciones secundarias.