Este forraje es el más extendido en el país, a pesar de ser una especie introducida que colonizó la región Caribe desplazando a pasturas nativas. Esto a pesar de que es susceptible al calor intenso y a las plagas, aunque contiene un alto porcentaje de proteína. El pasto colosuana o Bothriochloa pertusa es una especie originaria de África, Indonesia, Madagascar, Polinesia, el este de Asia y Norteamérica. Son plantas verdes que mantienen las hojas excepto en la temporada de intenso calor. Eustorgia Méndez Pérez, ingeniera agrónoma, relató la historia de la llegada del colosuana a nuestro país la cual se remonta a la llegada de los viajeros europeos en la época colonial. (Lea: Con pasto gramafante, se puede obtener mayor producción de alimento) “Se cuenta que cuando llegaban los barcos con cargamentos de vajillas o recipientes de vidrio, ese pasto lo utilizaban para separar un pieza de otra para evitar que se rompieran durante el viaje. Cuando descargaban estas vajillas, el pasto lo regaban en la tierra. De esa manera llegó a Colombia”, dijo. De acuerdo con la experta, el colosuana desplazó al pasto teatino o Boutelova Heterostaga, que era la especie que estaba originalmente en suelos del Caribe colombiano. De hecho, también sustituyó a otras especies de gramíneas mejoradas, por lo cual algunos la consideran como una maleza. A pesar de ser un pasto muy extendido y fácil de conseguir, esto no quiere decir que el Bothriochloa pertusa tenga bajos contenidos nutricionales. (Blog: Pangola, una de las gramíneas más agradecidas en tierras secas) Como lo señaló la ingeniera agrónoma, diversos análisis bromatológicos han demostrado que cuenta con un nivel de proteína cruda, PC, del 12 % y digestabilidad de 60 a 70 %. En cambio, Méndez reconoció que hay ciertas desventajas de la especie que hacen difícil su conservación. La primera tiene que ver con la poca cantidad de biomasa es menor a 2 toneladas por hectárea (t/ha). En cuanto a la materia seca, MS, los rendimientos obtenidos se ubican entre 1,16 t/ha y 1,97 t/ha. En un estudio realizado en el valle cálido del Magdalena, se alcanzó una producción de MS de 3,4 t/ha. (Lea: Criterios para elegir la especie adecuada de pasto) La segunda desventaja tiene que ver con su poca resistencia cuando llega la temporada de calor. También es susceptible al ataque de plagas, como el mión, que quema la hoja. “Solo se puede aprovechar durante 6 meses, porque nada más llega el verano y el colosuana desaparece por la poca biomasa”, aclaró la experta. Debido al bajo volumen de alimento que ofrece, pocos ganaderos lo utilizan para henificar o almacenar, pues no vale la pena cosechar el pasto. (Lea: Las propiedades de la alfalfa como alimento bovino) Algunos apelan al heno de pie, que consiste en dejar secar el pasto y darlo a los animales en los días de madurez avanzada, de 50 a 60 días después de haber brotado. En esta etapa, el colosuana ofrece muy poca proteína (3 a 4 %) y solo sirve para “llenar” a los animales. Aun así, no deja de ser la pastura más utilizada por los ganaderos del Caribe y de otras regiones de trópico alto en el país, pues el colosuana sigue siendo una fuente importante de alimentación para los bovinos.