El síndrome del ternero débil (STD) se caracteriza por la debilidad generalizada de los terneros recién nacidos, lo que resulta en una alta morbilidad y mortalidad en los primeros días de vida. Este es un problema complejo que puede afectar la producción bovina. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Cómo se reconoce el síndrome del ternero débil y qué factores lo causan?)

Claudia Sosa, médica veterinaria enfocada en producción animal, asegura que “esta es una enfermedad que se presenta en terneros recién nacidos, que tienen incapacidad de levantarse, de ponerse de pie y tienen poco apetito”.

El STD es una condición multifactorial en la que intervienen que afectan la salud y el vigor del ternero desde la gestación hasta el parto y los primeros días de vida.

De acuerdo con Sosa, una de las principales causas de este síndrome se debe a la “falta de vitaminas como la vitamina A, D y E, así como por la falta de minerales como el calcio”.

La carencia de minerales esenciales como el selenio, cobre, zinc y yodo en la madre durante la gestación se relaciona con la debilidad del ternero al nacer. Por ejemplo, la deficiencia de selenio y vitamina E puede ocasionar la enfermedad del músculo blanco, afectando la función muscular y cardíaca.

Además, la nutrición inadecuada de la vaca gestantes es una de las principales causas del STD. Deficiencias en proteínas, energía, minerales y vitaminas, particularmente durante el último tercio de la gestación, afectan el desarrollo fetal.

Las vacas con dietas deficientes o mal balanceadas pueden dar a luz a terneros con bajo peso, débil vitalidad y menor capacidad de termorregulación.

Según Sosa, la presentación de esta enfermedad puede desencadenar otras patologías como “la diarrea viral bovina (DVB) o brucelosis en la vaca”. Infecciones durante la gestación como las mencionadas anteriormente, leptospirosis y neosporosis pueden comprometer la salud del feto, ocasionando abortos, teneros débiles o con malformaciones congénitas.

La prevención de este síndrome se basa en una adecuada gestión de la nutrición y salud de la vaca gestante, así como en la atención al parto y los cuidados neonatales.

En palabras de Sosa, “para el tratamiento del síndrome del ternero débil es importante una buena hidratación vía oral, adicionando a esto, hay que aplicar algún medicamento antiinflamatorio para reducir el proceso inflamatorio a nivel del ombligo y del pulmón”.

Además, se debe implementar programas de vacunación y controles sanitarios para reducir la incidencia de enfermedades que afectan al feto. Es fundamental realizar pruebas diagnósticas y eliminar animales portadores de infecciones crónicas.

Sosa concluye que “se debe hacer una vacunación a vacas gestantes contra enfermedades reproductivas para reducir la diarrea viral bovina, la leptospirosis y la brucelosis”. (Lea en CONtexto ganadero: 6 medidas que usted puede implementar para evitar terneros débiles)

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