Así como ocurre con los bovinos, las patas de los pequeños rumiantes sufren serias dificultades por cuenta de los terrenos húmedos o fangosos, por lo que es necesario cambiarlos a potreros en mejores condiciones o estabularlos para evitar ese tipo de males. La llegada del invierno trae consigo una serie de complicaciones que requieren toda la atención del productor. Una de esas dificultades es la relacionada con los problemas podales, que no es exclusiva de los bovinos. También los ovinos tienden a sufrir esta clase de enfermedades cuando permanecen mucho tiempo en terrenos húmedos o fangosos. (Lea: 70 enfermedades pueden afectar las patas del bovino) Eso genera una especie de dermatitis que afecta el casco del animal y que incluso puede derivar en otro tipo de males como el foot rot, una infección que causa una cojera que tiende a empeorar rápidamente, para luego generar inflamación en la piel que está entre los dedos. En su grado más avanzado la pezuña se deforma, se desprenden tejidos y produce un olor desagradable. Alejandra Giraldo Tamayo, zootecnista de la Universidad Nacional sede Medellín, aseveró que las enfermedades podales también causan deformaciones de la pezuña, la ablanda o incluso puede ocasionar necrosis. Eso deriva en un dolor severo para el animal afectado. Agregó que la incomodidad es tal que los ovinos ya no son capaces de apoyarse sobre las patas sino que doblan la pezuña para aliviar el malestar que ese mal ocasiona. (Lea: Cojeras en bovinos, enfermedad para no descuidar en su hato) “El tratamiento en este caso es preventivo, se debe dar un buen manejo a los potreros, tratar de drenar la tierra mojada y si hay mucha humedad cambiar a los animales a un sistema estabulado o buscar mejores condiciones climáticas para ellos. A eso se le añade el uso de pediluvio con sulfato de cobre que funciona para mantener en buen estado la salud de la pezuña”, reveló. Los músculos de las extremidades tampoco están exentos de sufrir alguna lesión. De acuerdo con Tamayo Giraldo, usualmente los ovinos se cortan con espinas o alambres de púas, heridas que si no se tratan a tiempo pueden derivar en un tétano por cuenta del Clostridium Tetani, lo que pone en grave riesgo la salud de animal. “Generalmente esas laceraciones no se tratan a tiempo y se infectan, lo que permite que una toxina viaje a la médula espinal impidiendo la liberación de los neurotransmisores que son los responsables de la función motora. Eso desencadena parálisis y por ende la muerte. Por eso, es necesario vacunar con un antitetánico antes de que se propague la infección”, argumentó. (Lea: Efectos negativos del invierno sobre los parámetros productivos) Estar atentos a los cambios en las condiciones climáticas y los lugares en los que usualmente están los animales, son asuntos a tener en cuenta para que los ovinos no vayan a presentar enfermedades que si no se atienden a tiempo resultan fatales.