La CVC busca que esta reserva natural que se conserva con ganado y caña de azúcar, logre ser emulada en otras zonas del departamento.
Puede parecer un contrasentido, pero en una de las reservas naturales más antiguas del Valle del Cauca se practica la ganadería y el cultivo de la caña de azúcar, sin embargo, se trata de la mejor muestra de que es posible producir y conservar e incluso aumentar la biodiversidad. Se trata de la Reserva Natural El Hatico y sus propietarios, junto a la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), buscan replicar el modelo con otros productores del Valle del Cauca. (Lea: Así se trabaja para conservar la raza Lucerna en sus 70 años de creación)
"La esencia está en fortalecer todo un esquema de integración de lo agrícola, pecuario y forestal, lograr que por superficie tengamos cada día la mayor producción de biomasa, que tengamos una recuperación de suelos y un uso cada vez más eficiente del recurso hídrico", dice Carlos Hernando Molina Durán, representante legal de la empresa Molina Durán SAS y quien hace parte de la octava generación de la familia cuyo esfuerzo ha recibido reconocimientos como el prestigioso Premio Nacional de Ecología Planeta Azul.
En esta reserva hay 14 hectáreas de bosque seco tropical, la reserva más grande del Valle de este amenazado ecosistema, con todo un banco de germoplasma que la familia puso a disposición de la CVC para multiplicar sus especies.
El ganado, con bebederos móviles, se rota en potreros divididos permitiendo su recuperación. El pasto se combina con palmas, árboles, arbustos y leguminosas; mientras que la producción de leche por hectárea al año aumentó en un 69 % y estudios demuestran que disminuyeron las emisiones de carbono y metano. De esta forma se está produciendo la primera leche orgánica del país. (Crónica: Lucerna, la criolla que también produce leche)
Los cultivos de caña se combinan con rodales de árboles y arvenses, (las mal llamadas malezas), en las que viven especies que controlan de forma natural las plagas. Las arvenses se mantienen a raya con ovejas que las consumen y que además producen carne de gran calidad.
Los residuos de cosecha de la caña no se queman, sino que se integran al suelo aportando nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio que un estudio valoró en el equivalente a una inversión de USD 550 por hectárea. El suelo, lejos de degradarse, contiene 440 kilos por hectárea de macroinvertebrados como insectos y lombrices lo que contribuye a su riqueza.
"De las 240 000 hectáreas de caña en el Valle del Cauca solo 20 000 usan métodos agroecológicos. Queremos que eso se triplique. Vamos a ayudar a nuestros campesinos, con la ayuda de los propietarios de El Hatico, que nos van a colaborar en todo ese conocimiento que tienen y la CVC va a colocar los recursos para que todos utilicen la agricultura orgánica", aseguró Marco Antonio Suárez Gutiérrez, director general de la CVC. (Lea: Lucerna: la criolla que produce 3.300 litros de leche en 290 días)
"Me queda una sensación muy positiva de la dirección de la Corporación. En la visita se evidenció un director muy sensible a toda la parte ambiental social y una persona sagaz e inteligente por distinguir los elementos claves de la propuesta para ver cómo la podemos multiplicar. ¡Lo que sigue es trabajar!", exclamó Molina Durán.
Según un estudio de Univalle, en esta reserva hay 140 especies de aves, un 20 % de las presentes en el Valle, incluso las guacamayas que han sido avistadas aquí y que, si bien son de otra región, contribuyen a mostrar la riqueza de la reserva.