Esta enfermedad, también conocida como dicroceliasis, es causada por los agentes Dicrocoelium dendriticum o D. hospes, que viven en las vías biliares de ovinos, caprinos y bovinos, aunque en raras ocasiones pueden infectar a otros rumiantes, animales o incluso al ser humano.
El D. dendriticum requiere dos huéspedes intermediarios para su desarrollo: un caracol terrestre (38 especies) o una hormiga (12 especies), distribuidos en varios países de Europa, Asia y América, incluido Colombia.
Como indicó el profesor de la U. Nacional Rafael Reyes en un artículo de la Revista de Medicina Veterinaria que data de 1938, este parásito fue encontrado en canales biliares de toros en la sabana de Bogotá, siendo el posible intermediario el caracol Planorbis.
El D. dendriticum adulto pone los huevos en los conductos biliares y salen con las heces; son más resistentes a las temperaturas bajas que a las altas, pues cuando son expuestos al sol mueren rápidamente. (Lea: 3 alternativas para manejar la pasteurelosis en bovinos)
Los huevos eclosionan en el tracto digestivo del caracol terrestre y se da la formación de cercarias (forma inmadura de los gusanos). El caracol produce bolas de mucus que son ingeridas por distintas especies de hormigas, donde el huésped se vuelve metacercaria.
Estas provocan en ella una parálisis de los músculos mandibulares, haciendo que al morder la hoja quede fija al vegetal, lo que facilita la infección del huésped definitivo como las vacas cuando consumen pasto. Una vez dentro del conducto digestivo, culminan su desarrollo.
La dicroceliosis en animales y el ser humano es una parasitosis menos severa que la fascioliasis y transcurre generalmente en forma asintomática o con una sintomatología poco pronunciada. (Informe: Así es el ciclo biológico de algunos parásitos que afectan a los bovinos)
En el ganado, las cargas parasitarias grandes pueden originar lesiones en el hígado y distensión de los conductos biliares. En esos casos la sintomatología es similar a la de la fascioliasis, como pérdida de peso, anemia, edemas y trastornos digestivos.
De hecho, los graves daños al hígado pueden terminar en cirrosis, así como puede darse edema y anemia por pérdida de sangre. Sin embargo, las infecciones no son tan dañinas como las de la fasciola hepática y es poco frecuente que se produzcan muertes.
El perjuicio económico principal proviene de la condena de los hígados en matadero y de la disminución de la productividad del ganado (carne, leche) debida a la enfermedad. (Lea: Tenga en cuenta cómo estas enfermedades infecciosas afectan los ojos de sus bovinos)
En Colombia no se ha estudiado esta infección al mismo nivel que la fasciola o demás agentes parásitos, aunque varios reportes indican su presencia en nuestro país. Si conoce más reportes o le gustaría agregar más información a este documento por favor escríbanos a info@contextoganadero.com.