De acuerdo con el Diario de gastronomía, el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra), el pastoreo del ganado se emplea como herramienta de conservación del paisaje y la biodiversidad, garante de suelos de buena calidad y evitando su erosión.
De un lado, el estiércol de los animales ayuda con la preservación de la fertilidad en el suelo y promueve la germinación de algunas especies de plantas, lo que redunda en una mayor productividad y diversidad del ecosistema. (Lea en CONtexto ganadero: Ganadería de conservación, otro caso de armonía con el ambiente)
«El pastoreo contribuye también a una disminución del gasto en los costes de suplementación alimentaria del ganado y favorece la mejora de la rentabilidad de las explotaciones. El pastoreo rotacional conlleva un aprovechamiento de los recursos espaciales y temporales en función de su composición florística y producción», añadió la publicación.
Por su parte, la Fundación Global Nature destacó el proyecto Pastoreo Ibérico por la Biodiversidad, que emplea pastoreo de conservación para conseguir «ecosistema único con un alto valor de biodiversidad, cultural y económico». A esto se suma que los ecosistemas están más adaptados frente a posibles incendios y se mejora el hábitat de la fauna silvestre.
Los expertos coinciden en señalar que el pastoreo de conservación tiene mayor éxito con las razas criollas. Por ejemplo, en Irlanda se está promoviendo el uso de razas tradicionales autóctonas para el pastoreo de conservación de hábitats naturales y seminaturales, especialmente en zonas sensibles como las zonas costeras y las tierras altas, según la Asociación de Razas Nativas de Irlanda.
Finalmente, el portal Chronline contó la historia del ganadero Jake Yancey, que emplea pastoreo de conservación con sus ejemplares angus en una finca del estado de Washington, al norte de Estados Unidos. El experto indicó que emplean pastoreo rotativo (desplazando animales de un lugar a otro) aunque solo sea para asegurar un suministro constante de pasto fresco.
Por su parte, Yancey divide el área en varios pastos con cercas eléctricas temporales. Cuando las vacas han comido una parcela, levanta algunas estacas y baja el alambre, y los animales pasean por la nueva área. Cuando llega el momento de viajar a un nuevo potrero, Yancey y su familia llegan con sus remolques y las vacas corren.
«Nuestras vacas saben que cada vez que se suben al autobús, van a obtener pasto fresco», dijo. En algunos lugares, las vacas de Yancey pastan tan solo tres días antes de seguir adelante. Los ganaderos con grandes extensiones de propiedad que practican el pastoreo de conservación hacen esencialmente lo mismo: trasladan a los animales entre pastos.
El pastoreo de conservación se utiliza ampliamente en todo el mundo, incluso en los Alpes europeos e Irlanda, donde los ganaderos prefieren razas tradicionales de ovejas y vacas bien adaptadas a los paisajes. Pero no todos los científicos ambientales están convencidos de que el pastoreo pueda ser algo bueno desde una perspectiva ecológica.
En el mismo artículo, Sarah Hamman, directora científica del EcoStudies Institute, una organización sin fines de lucro, aseguró que es probable que las tierras ganaderas con mayor diversidad de plantas sean más resistentes a las olas de calor, las sequías o las inundaciones. (Lea en CONtexto ganadero: Ganadería y agricultura de conservación, una práctica con mirada futurista)
«El uso de este tipo de rotación ayuda a mantener un proceso de pastoreo más sostenible. Los pastos no se comen demasiado y mantienen la productividad, por lo que (los ganaderos) no tienen que volver a sembrar ni agregar fertilizantes», precisó.