Ganaderos deben programar la venta de los animales de mayor peso y dejar los de menores kilos, asimismo, programar la producción de comida. Deben pensar que conservar los animales resultaría más costoso y ocasionaría mayores pérdidas que si se vendieran a menor precio en el mercado. Ahora que se pronostica de parte del IDEAM una temporada de sequía atribuida al fenómeno de El Niño, los ganaderos deben tener en cuenta el volumen de comida que pueden producir y también cuántos animales pueden alimentar. Además es necesario programar los animales para vender los de mayor peso. Así lo manifestó Jorge Humberto García, ganadero y experto en nutrición animal, quien a la vez dijo que, “esto en últimas significa hacer manejos más eficientes y simples y disminuir la carga animal de su unidad productiva ganadera”. Es importante tener en cuenta que cada finca es un mundo diferente y específico, por lo tanto, solo el propietario y sus colaboradores son los llamados a estudiar cuál es el esquema o tipo de manejo más adecuado. Asimismo que no es fácil trabajar con fórmulas suplementarias para mantener el mismo número de animales y menos aspirar a tener aumentos que permitan cubrir los costos extras de la producción. (Lea: Un manejo integrado entre las pasturas y el animal) Según García, “es común que cuando llegue el verano el ganadero tenga animales con los mismos pesos y se le dificulte la respectiva selección para reducir el hato”. Además que en dicha temporada climática el precio del ganado en el mercado no es el mejor y entonces perdería plata porque no tiene otra opción sino vender. Programar animales Para el ganadero y especialista, “es necesario programar la ceba para bajar la carga animal de la finca y llegado el momento, salir de los animales más grandes y dejar los de menores pesos a los cuales se les cubra la necesidad alimentaria con la menor cantidad de pastos posible”. Un esquema de ceba no depende del número de animales que se tengan en la unidad productiva sino del número de kilos con los que se cuenta es decir, de la comida que se pueda producir. Lo ideal es que dicho volumen de kilos esté bien alimentado con el pasto que les ofrecemos. (Lea: Medidas para enfrentar el fenómeno de El Niño) Mayores pérdidas En caso de no bajar las cargas se corre el siguiente riesgo. En verano los animales pueden ganar menos kilos o como ocurre generalmente, bajan de peso, entonces se pierde lo ganado por animal y a eso habría que sumarle el tiempo necesario para su recuperación. Esto es peor que vender a precios menores. A esto habría que sumarle el costo de hacer mal manejo de las pasturas por causa del sobrepastoreo, e igualmente, el de la espera a futuro de la recuperación de potreros. El reducir la carga de manera organizada y gradual, previa planeación y programación he logrado obtener un mejor rendimiento con menor número de animales. Al tener 8 animales la ganancia por hectárea fue casi del doble que cuando tenía 19. Esto permite ver que en el peor de los casos en el verano se pueden obtener resultados superiores a los promedios nacionales. (Lea: En poca área el animal es posible un pastoreo más intenso) “La clave es el volumen de pastura y si este baja no se puede pretender dejar el mismo número de kilos”, puntualizó el ganadero.