"Las personas deben respetar algunos consejos sencillos de bioseguridad para limitar el riesgo y la propagación. Debemos considerar además la coordinación con servicios de aduanas y migraciones para evitar la propagación", afirma Monique Eloit, directora de la OIE.
El llamado a la participación activa de la sociedad para combatir este flagelo lo hizo Monique Eloit, directora general de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), durante su intervención en la Conferencia de Ministros de Agricultura de las Américas 2021 / Junta Interamericana de Agricultura (JIA), organizada por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
“Las personas deben respetar algunos consejos sencillos de bioseguridad para limitar el riesgo y la propagación. Debemos considerar además la coordinación con servicios de aduanas y migraciones para evitar la propagación.
“Además, coordinar con los servicios de aduanas, de inmigración, de turismo y demás relacionados, pues deben hacerse controles estrictos en los aeropuertos y puertos terrestres (para el tránsito de personas y mercancías).
Ningún país puede hacerlo por sí solo; más bien, debemos actuar juntos, de forma coordinada, y adoptar normas estrictas con el fin de evitar la propagación de la enfermedad para que esta no se salga de control”, indicó la directora general de la OIE.
Además de llamar la atención de las autoridades sanitarias de los países y de los ministros de las Américas presentes en la reunión convocada por el IICA, la señora Eloit pidió la colaboración efectiva de organizaciones como la FAO, Caricom, el IICA y el resto de las que agrupan de una u otra forma a los países del continente.
Particularmente, a las autoridades sanitarias de los países les pidió fortalecer las capacidades de sus servicios veterinarios locales y poner en marcha campañas de información, teniendo en cuenta las medidas de OIE y trabajar de forma coordinada bajo estas normas.
“El control de la enfermedad es muy difícil, pero no imposible, todos podemos controlarla”, concluyó Monique Eloit, quien está al mando de la entidad que recopila y analiza toda la información científica relativa a la lucha contra las enfermedades de los animales y la transmite a los países para que perfeccionen sus métodos de control y de erradicación de las mismas.
Durante el evento también participaron los ministros de Agricultura de las Américas, quienes se comprometieron a combatir, con iniciativas nacionales y hemisféricas y en forma coordinada, a la Peste Porcina Africana, cuya detección en abril de este año en República Dominicana levantó preocupaciones en la región, debido a su potencial efecto sobre una industria relevante y al riesgo que representa para la seguridad alimentaria.
En este escenario, el ministro de Agricultura de República Dominicana, Limber Cruz, informó la situación actual y las acciones que se están llevando adelante en su país, que en julio notificó oficialmente la aparición de la enfermedad en su territorio.
Por su parte, Nadège Dorival, directora de Cooperación Internacional del Ministerio de Agricultura, Recursos Naturales y Desarrollo Rural de Haití, agradeció las muestras de solidaridad por el reciente terremoto que afectó a su país y dijo que la detección de la peste porcina africana en República Dominicana significa una amenaza para Haití.
“Haití es vulnerable ante la enfermedad en razón de la conectividad de los dos territorios en el plano geográfico social y económico. La peste sigue siendo una de las enfermedades animales más terribles en razón de sus tasas de morbilidad y mortalidad elevadas y de las restricciones comerciales impuestas a los países afectados”, señaló.
Haití prohibió la importación de cerdos vivos y productos derivados de cerdo provenientes de República Dominicana y activó una comisión interministerial para prevenir la enfermedad, con el apoyo de la Representación del IICA en Haití.
La Peste Porcina Africana no estaba presente en el continente desde hace casi cuarenta años, ya que había sido detectada por última vez en Cuba en 1971 y 1980, en Brasil y República Dominicana en 1978, y en Haití en 1979. La detección en República Dominicana pone en especial riesgo al vecino Haití, ya que ambos comparten la isla caribeña de La Española.