El pasar de temperaturas bajas a muy elevadas durante un mismo día es un peligroso ‘coctel’ que arrasa con los forrajes, alimento esencial en la ganadería bovina.
Los pastos de Motavita, Cómbita, Oicatá, Tuta, Toca, Samacá, Tunja y Chivatá, en Boyacá, se han reducido y los ganaderos comienzan a vivir una situación críticA por la ausencia de comida para sus reses.
En esta región colombiana los pastos se han quemado y secado por los cambios climáticos que se han dado durante lo corrido de 2014.
En Boyacá era tradicional contar con época de lluvias entre marzo y julio, y entre septiembre y noviembre, lo que permitía a los productores a almacenar alimento para los momentos de sequía.
Sin embargo, el comportamiento climático ha variado al pasar de temperaturas bajas, entre 1 y 2 grados sin lluvia en la madrugada, a unas muy elevadas en horas de la tarde en meses en los que se esperaba que lloviera para hidratar los suelos. (Lea: 5 estrategias para para preservar silo de calidad en las ganaderías)
Juber Oswaldo Bernal Niño, coordinador de la Unidad Regional de Desarrollo Ganadero de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, en Boyacá, explicó que los cambios bruscos de temperatura en la región se perciben por predios. Mientras en unos se han secado los pastos en otros aún el verde califica.
“Se dan cambios de clima con lo que los campesinos llaman escarcha, la cual no es una helada pero si un frío a temperatura de un 1 grado y luego se pasa a un intenso calor, y obviamente por eso no tenemos pastos, necesitamos las bodegas ganaderos de manera urgente”, dijo el profesional.
Jorge Barragán, zootecnista y consultor senior de la empresa Gowans Feed Consulting, asesor en nutrición ganadera, dijo que los pastos se queman o secan por fenómenos naturales.
Un pasto quemado es consecuencia de una helada, que se entienden por un episodio de frío con temperaturas bajo cero, las cuales se manifiestan con noches y días despejados.
Si las temperaturas bajan el pasto se quema al congelarse el contenido celular de la planta. Por lo contrario, un forraje se seca cuando hay temperaturas altas y luego bajas pero sin lluvia que hidrate el suelo, lo que caracteriza a predios que viven épocas de verano.
Una forma de reconocer si su pasto está quemado o seco es observar el color. La coloración amarilla café representa forrajes quemados y la amarilla clara los secos. (Lea: 4 soluciones para tener pastos en verano)
Barragán afirmó que es difícil predecir el pronóstico climático, pero las advertencias sobre el Fenómeno de El Niño se anunciaron desde 2013 por lo que los ganaderos pudieron prepararse para tener reservas de alimento.
“Siempre se debe evaluar el estado del clima, es difícil pronosticar, pero hacer el alimento en el predio siempre será una forma buena de tener para épocas críticas. Si no hay sequía pues entonces se guarda o vende la comida sea ensilado o heno, lo importante es prepararse. Es mejor que sobre y no que falte”, concluyó el consultor.
La falta de planeación en la ganadería provoca que ante pastos secos o quemados los productores tengan que acudir a pagar altos costos por la comida o ver morir sus animales.