Miguel Ángel Lacouture Arévalo expone en su más reciente columna de opinión llamada ‘Se viene el súper niño’, que el 5 de abril el Ministerio de Hacienda comunicó que la inflación anualizada al cierre de marzo fue del 13.3%, haciendo un llamado a “empresarios a que ayuden a moderar la inflación de productos industriales y de servicios”.
Dicho planteamiento tuvo una serie de reacciones, dado que traslada la responsabilidad de la inflación al empresariado, generando molestia al endilgarles responsabilidades ajenas. (Lea: “Si la inflación solo se bajara con un decreto, vivir en este mundo sería muy barato”, AmCham Colombia)
De acuerdo a Lacouture Arévalo, ese mismo día, el presidente Gustavo Petro anuncia que se ha “acordado con los empresarios, la @ANDI_Colombia y la @SAColombia, diseñar e implementar medidas para la reducción de los precios de los alimentos”.
Por lo tanto, en ese orden de ideas, el profesional dice que lo primero que se debe tener en cuenta de acuerdo a “la información emitida por el IDEAM, es la probabilidad de un Súper niño a partir de junio, que ronda el 70%, pronostico que ha sido compartido por siete modelos meteorológicos, incluidos los australianos, con porcentaje superiores al 55%”.
Basado en lo anterior, María Susana Muhamad, ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible comenta en la revista Semana que “hay un pronóstico hoy, con un 60% de probabilidad, de que, a partir de septiembre u octubre de este año, empieza oficialmente el fenómeno del Niño”.
Ante esta situación, Lacouture Arévalo afirma que, teniendo en cuenta que este año sería el ‘año niño’, las medidas deben ser:
1. Los acuerdos anunciados arriba por el presidente Petro.
2. Mantenimiento de distritos y minidistritos de riego, embalses, presas multipropósitos y, drenajes existentes.
3. Aprovechar la temporada de sequía para iniciar y culminar las conexiones de distribución intrapredial de la Represa del Cercado (18.000 hectáreas y agua potable a media Guajira), e iniciar proyectos de conservación y distribución de agua, que ya estén aprobados.
4. Enfocarse en producción de cultivos de Pancoger y materias primas básicas para transformación de alimentos de alto consumo, en áreas que garanticen producción y calidad, en torno a proyectos de irrigación ya en funcionamiento, para así cumplir con la obligación del Estado de garantizar la seguridad alimentaria, nada de suntuarios.
5. Garantizar mediante la puesta en marcha de manera inmediata la comercialización de futuros, a través de la reactivación de Agricultura por Contrato, aceptando los acuerdos logrados sin trabas, como garantía bancaria suficiente del crédito agropecuario y ganadero.
6. Indudablemente, para invitar e incentivar la producción agropecuaria, se hace necesario que el Estado a través de su institucionalidad, subsidie tasas de interés de cero o menos a empresarios del campo, individual o asociativa, horizontal y verticalmente.
Para el columnista, “la frecuencia cíclica de los fenómenos del Niño y Niña, hace que se tomen medidas preventivas para evitar catástrofes naturales y alimentarias. La experiencia histórica debe ser tenida en cuenta así no caeríamos en mayores tropiezos”.
De no ejecutarse prevenciones en el año del niño, el colombiano se verá desbordado con costos de la canasta familiar básica, impactando drásticamente la inflación descontrolada en la que se viene navegando.
Hay que tener en cuenta que, si bien el DANE certifica descenso en el IPC de alimentos, la realidad comercial del consumidor, en muchos productos ha superado lo asegurado por la institución.
Lacouture Arévalo menciona lo comentado por David Luna, senador de la república, que dice que “frente a marzo de 2022, los precios de alimentos han subido un 21.8%. La leche aumentó en un 32.6%, el plátano un 45.8% y las frutas un 27.1%”.
El mismo columnista dice que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico certifica la inflación del 24.1%, siendo séptimos entre los países de la OECD con mayor inflación en alimentos y primeros entre los países latinoamericanos.
Sin embargo, “para el DANE hay una reducción consecutiva en el IPC de alimentos en los últimos tres meses, pasando de una variación de 27.8% en diciembre de 2022 y 24.1% en febrero de 2023 a 21.8% en marzo del año en curso”, agrega el profesional.
Finalmente, Lacouture Arévalo abre el interrogante de “¿a quién creerle? Particularmente a mi experiencia, soy quien hace mercado en el hogar, en la plaza y tiendas de líchigo, nada de grandes superficies, he visto y sentido el impacto negativo de mi capacidad adquisitiva, al encontrar alzas en precios de la canasta básica, en muchas ocasiones, superando el 100% en lo corrido del año”. (Lea: ¿Cuáles serán las nuevas excusas? )