En muchas ocasiones los terneros no permanecen en la finca donde nacieron sino que van a otros sitios y ese cambio provoca estrés que puede afectar la salud del animal.
De acuerdo con un trabajo de Melina Bonato y Liliana Borges, de la firma ICC Brasil, y publicado en el portal bmeditores.mx, cuando esos nuevos animales llegan, las señales comunes de estrés son sed, hambre, fatiga y generalmente están asustados; además, ocurre la llegada a un nuevo ambiente con nueva interacción social en un grupo desconocido.
Los resultados son una serie de respuestas endócrinas que afectan directamente al metabolismo, interfiriendo en el sistema inmune, la salud, el desarrollo, la reproducción, el bienestar animal y la calidad de la carne. (Lea: Cortisol, uno de los biomarcadores más usados para medir estrés en ganado vacuno)
Señalan las autoras que la meta de la producción de carne de ganado es la de producir animales saludables que puedan alcanzar el máximo potencial genético con menor costo. La salud del animal no está relacionada apenas a las enfermedades provocadas por agentes patógenos o por problemas metabólicos/físicos, sino por factores estresantes.
Se define el estrés externo como ‘el resultado de la exposición a una situación o ambiente anormal para un animal’. En la producción de carne, el manejo y transporte pueden ser las fuentes de mayor estrés para el ganado.
De acuerdo con Grandin, citado por las autoras, los animales pueden sufrir estreses psicológicos (contención, manejo y situaciones nuevas) o físicos (hambre, sed, fatiga, lesiones o extremos térmicos).
La mortalidad y morbilidad son altas en ese escenario, y las pérdidas por muerte, los costos con medicamentos y veterinario, y los índices de producción menores son una realidad. La situación ideal consiste en obtener los animales a partir de la misma hacienda y mantenerlos en el mismo grupo, suministrar agua y alimentación de alta calidad y palatabilidad con fácil acceso, evitar manejos innecesarios y personas diferentes. (Lea: Bienestar animal es un elemento de valor agregado para producir carne bovina)
El uso de aditivos alimentarios que pueden auxiliar en la flora ruminal, fortaleciendo el sistema inmune y reduciendo la contaminación de patógenos, también puede colaborar para la salud general y para la respuesta del animal frente al problema.
La levadura ha sido ampliamente utilizada en la nutrición de los rumiantes como aditivo alimentario funcional y existe una extensa literatura que comprueba sus beneficios. RumenYeast (Empresa ICC Brazil) consiste en la levadura Saccharomyces cerevisiae pura sometida a una autólisis y contiene los sólidos solubles por fermentación del medio y del contenido celular interno. El producto final contiene vitaminas, péptidos, aminoácidos libres y carbohidratos funcionales, como MOS y β-glucanos. Para comprender los beneficios de RumenYeast® en la salud y performance de los becerros de engorde, se condujo un ensayo.
El ensayo fue conducido en una hacienda comercial en Texas con el apoyo de Texas A&M University. Un total de 100 novillos de engorde con peso corporal inicial de 258,95 ± 17,46 kg fueron divididos en dos tratamientos: Grupo de control y suplementación con RumenYeast® (9 g/cabeza/día). Los animales fueron confinados en 20 boxes (6 x 6 m) con 5 animales por box. Los animales fueron adquiridos por un comprador de ganado local con el objetivo de reproducir el tipo y las mismas condiciones de un típico mercado en el noreste de Texas. (Lea: Aspectos importantes que debe tener un buen sistema de manejo del ganado)
Los animales fueron entregados en la instalación de pesquisa en tres grupos separados durante una semana. Apenas llegaron, se aplicaron los protocolos de la hacienda para inyecciones (Complejo para Enfermedad Respiratoria Bovina, Complejo para Clostridium) y la aplicación de vermífugos.
Durante el curso del ensayo (6 semanas), hubo oscilaciones significativas en la temperatura y en las lluvias, que elevaron el nivel de estrés en el ganado. El histórico de los animales era bastante variado, incluyendo desde aquellos que ya habían sido tratados (vacunados) hasta los que nunca habían sido manejados.
El ganado fue alimentado 3 veces al día con 3,17 kg/cabeza/día de un pienso mezclado de insumos y cantidades crecientes de césped Bermuda hasta que las ingestiones que atingían al 1 % de la alimentación ofrecida diariamente fueran recusadas. La recusas al pienso fueron colectadas diariamente y los pesos corporales medidos semanalmente.
La ingestión voluntaria no se alteró entre los tratamientos, pero, los dos tratamientos aumentaron a lo largo del tiempo. La alta composición de forraje de la dieta y la capacidad del ganado de separar las partículas más largas de forraje pueden haber resultado en la falta de variación entre los tratamientos. Además, las condiciones ambientales (es decir, períodos de lluvias intensas, variaciones en la temperatura, exceso de lama) pueden haber aumentado la demanda calórica de los animales, reduciendo su capacidad de ganancia de peso efectivo.