Una investigación del INTA demostró que las hembras jóvenes tratadas contra el parásito mediante un control estratégico aumentaron hasta 150 gramos más por día durante la recría que las no tratadas.
En Argentina unos 16 millones de animales están expuestos a la garrapata común, un parásito que ocasiona importantes pérdidas en la empresa ganadera.
Para enfrentar esta problemática, se sabe que el control estratégico es más eficaz que el clásico y, a la vez, sustentable frente a la creciente amenaza de la resistencia a los antiparasitarios. Sin embargo, no estaba evaluado científicamente cuánto mejora la ganancia diaria de peso de las hembras jóvenes tratadas con esta metodología, algo clave para llegar al primer servicio en tiempo y forma.
En este contexto, un equipo de investigadores del INTA y otras instituciones midió el efecto de distintos esquemas de acaricidas, aplicados estratégicamente, sobre la performance de vaquillas Braford en el noreste de la Argentina, según una nota publicada en el portal valorcarne.com.ar
¿Por qué control estratégico? Es la herramienta inteligente para disminuir la abundancia de este parásito a niveles productivamente tolerables con un mínimo de tratamientos anuales, mediante esquemas de alternancia de grupos químicos. (Lea: Control estratégico de parásitos, una necesidad en el hato ganadero)
Más allá de su probada eficacia, este método disminuye el riesgo de resistencia y de residuos en la carne dado que se prolongan los períodos de carencia de ciertos principios activos. En síntesis, la idea es concentrar tres o cuatro aplicaciones diferentes entre fines del invierno y fines de la primavera, cuando se está desarrollando la primera generación de garrapatas, una práctica que además de achicar esa camada reduce el tamaño poblacional posterior.
En cuanto a la recría de vaquillas, la ganancia de peso surge como un pilar para que alcancen la pubertad con un desarrollo adecuado, pero puede verse afectada por la infestación con garrapatas. Esto lleva a que ingresen al primer servicio con bajo tamaño corporal o a que se deba esperar para ello al año siguiente, comprometiendo el resultado de la empresa ganadera.
La experiencia
Para generar información que contribuya a la toma de decisiones, los investigadores realizaron ensayos en campos de Corrientes y Chaco. Distintos grupos de vaquillas fueron tratados con tres o cuatro garrapaticidas (entre agosto y noviembre) y durante nueve meses (de agosto a mayo) se compararon las cantidades de garrapatas y las ganancias diarias de peso versus un grupo testigo.
En Colonia Tabay se armaron tres grupos de diez vaquillas Braford de 12 meses de edad, de acuerdo al peso vivo y la carga de garrapatas, y se dispusieron en parcelas de cinco hectáreas con pasturas de Brachiaria brizantha, infestada naturalmente con el parásito. Así mismo, todos los animales estuvieron expuestos desde su nacimiento a esa infestación natural.
En el primer grupo se realizaron tres aplicaciones de acaricidas: Ivermectina 3,15 % inyectable (1 ml/50 kg), el 15 de agosto; Fluazurón pour on (1 ml/10 kg), el 20 de septiembre; y, Fipronil pour on (1 ml/10 kg), el 6 de noviembre. (Lea: Las pérdidas directas que ocasionan los parásitos internos)
En el segundo grupo se utilizaron cuatro aplicaciones: Ivermectina 3.15 % inyectable, el 15 de agosto; Fluazurón pour on (1 ml/10 kg), el 20 de septiembre; Fipronil pour on (1 ml/10 kg), el 6 de noviembre; baño de inmersión con cipermetrina y clorpirifós, el 27 de noviembre.
Las diez vaquillas dispuestas en la tercera parcela no recibieron tratamientos a fin de conformar el grupo testigo.
En tanto, en Colonia Benítez se armaron dos grupos también de diez vaquillas Braford, que permanecieron en potreros de 3,5 hectáreas con pastura de Setaria geniculata. El primero estuvo sujeto al esquema de control estratégico basado en las tres aplicaciones descriptas anteriormente y el segundo fue el testigo.
Tanto en Corrientes como en Chaco los grupos tratados con esquemas de control estratégico presentaron ganancias diarias de pesos significativamente mayores que los testigos, con diferencias de entre 0,09 y 0,149 kg/día.
En concreto, en los nueve meses, se registraron ganancias de peso diferenciales de entre 29 y 42 kg en Colonia Tabay y de 25 kg en Colonia Benítez.
En síntesis, los datos indican que existe una asociación inversa entre el número de garrapatas y la ganancia de peso diaria en las vaquillas.
Las principales diferencias entre las ganancias de peso de los animales tratados y los testigos se presentaron entre enero y mayo, meses en que la infestación con garrapatas de los grupos testigos fue mayor. Esta reducción en la ganancia de peso se explica en gran parte por el efecto anorexígeno que ocasiona la parasitosis cuando las infestaciones son altas, aunque también influyen otros factores como la pérdida de sangre.