Las cojeras en las vacas lecheras son una enfermedad multifactorial y progresiva que conlleva a impactos en la salud y el bienestar de los animales y puede llegar a producir impactos negativos sobre la producción.

Esta patología se ha catalogado como la segunda en generar las mayores pérdidas económicas en la industria lechera, solo antecedida por la mastitis, acelerando los remplazos de vacas que aún conservan su potencial productivo.

Este complejo patológico incluye lesiones en diferentes sitios anatómicos del pie bovino, como ulceras y hemorragias de la suela, lesiones en la línea blanca, abscesos de talones y dermatitis interdigital que son algunas de las más frecuentes (Whay et al., 2017). 

El cojín digital es una estructura de tejido conectivo, que contiene depósitos de tejido adiposo y se encuentra debajo de la falange distal, su función principal es absorber el impacto y las fuerzas de disipación durante el golpe del píe y la carga de las extremidades, con el fin de proteger el tejido germinativo en el corión, permitiendo un buen desarrollo de la pezuña. (Newsome et al., 2017). (Lea: Cojeras en bovinos, enfermedad para no descuidar en su hato)

Este tejido ha tomado importancia en los estudios científicos de los últimos años, relacionando su espesor con la aparición de cojeras en vacas en el posparto. Esta asociación se ha dado debido a que el principal componente del cojín digital son adipocitos.

En el posparto los animales experimentan un balance energético negativo (BEN). Este se da en compensación a las altas demandas energéticas a las que están expuestas las vacas lecheras en este periodo, lo que obliga a la movilización grasa de sus reservas corporales.

Diferentes estudios han demostrado una correlación positiva entre, la condición corporal, el BEN y el espesor del cojín digital, estableciendo como un factor de riesgo la movilización grasa frente a la presentación de cojeras.

Algunos reportes muestran como después del parto el espesor del cojín digital disminuye progresivamente, en concordancia con la perdida de condición corporal, determinando que con cada punto que se pierde en condición corporal se disminuye entre 0.13 mm y 1 mm en el grosor del cojín digital, predisponiendo esto a que las pezuñas de las vacas presenten lesiones como consecuencia de una menor capacidad para amortiguar la presión ejercida por la falange distal en los tejidos blandos de la misma. (Bicalho et al., 2009) (Newsome et al., 2017).

Estos estudios estarían demostrando que el BEN tiene acción directa sobre todas las reservas grasas del cuerpo incluyendo las del cojín digital, que al movilizarse reduce su espesor, dejando expuestos los tejidos adyacentes de la pezuña, permitiendo el origen de lesiones como la ulcera y hemorragia de la suela. (Lea: Soluciones para evitar las pérdidas por cojeras en bovinos)

Aún faltan estudios que aclaren como en BEN y el estado fisiológico interactúa con las vías lipolíticas y la movilización de la grasa desde el cojín digital de las vacas (Newsome et al., 2017).   Además, se conoce también de la mediación de hormonas y genes lipolíticos a nivel de este cojín, como lo encontrado por Iqbal et al., en 2016, donde las vacas secas no preñadas, alimentadas con dietas altas en energía, presentaron lipogénesis de la grasa del cojín digital y una mayor regulación de genes lipogénicos en este tejido.

Por otra parte los progresos en la medicina veterinaria han permitido un desarrollo en diferentes campos de aplicación de la misma, sin dejar por fuera las especies de producción.

La aplicación de técnicas como la ultrasonografía han permitido desarrollar diversos métodos como el utilizado para la prevención y diagnóstico de la diminución del cojín digital en el posparto temprano en vacas lecheras.

Esta técnica, aunque poco utilizada en el país, puede ser una herramienta valiosa a la hora de implementar programas de control y prevención de las cojeras en vacas, claro está, sin olvidar que al ser un complejo patológico multifactorial no se deben descuidar factores como la nutrición de la vaca en el periparto, las buenas prácticas de manejo y la vigilancia constante de los animales. (Lea: 5 aspectos que usted puede que desconozca de las cojeras)

Fuente: Raúl Mazo Velásquez, médico veterinario, especialista en medicina bovina y docente de la Corporación universitaria Remington, grupo GINVER.

Bibliografía

Bicalho, R. C., Machado, V. S., & Caixeta, L. S. (2009). Lameness in dairy cattle: A debilitating disease or a disease of debilitated cattle? A cross-sectional study of lameness prevalence and thickness of the digital cushion. Journal of Dairy Science, 92(7), 3175–3184.doi:10.3168/jds.2008-1827

Newsome, R. F., Green, M. J., Bell, N. J., Bollard, N. J., Mason, C. S., Whay, H. R., & Huxley, J. N. (2017). A prospective cohort study of digital cushion and corium thickness. Part 1: Associations with body condition, lesion incidence, and proximity to calving. Journal of Dairy Science, 100(6), 4745–4758.doi:10.3168/jds.2016-12012

Newsome, R. F., Green, M. J., Bell, N. J., Bollard, N. J., Mason, C. S., Whay, H. R., & Huxley, J. N. (2017). A prospective cohort study of digital cushion and corium thickness. Part 2: Does thinning of the digital cushion and corium lead to lameness and claw horn disruption lesions? Journal of Dairy Science, 100(6), 4759–4771.doi:10.3168/jds.2016-12013

Whay, H. R., & Shearer, J. K. (2017). The Impact of Lameness on Welfare of the Dairy Cow. Veterinary Clinics of North America: Food Animal Practice, 33(2), 153–164.doi: 10.1016/j.cvfa.2017.02.008