Un estudio en Brasil demostró que mediante la selección de nutrientes y fertilizantes los toros Nelore pueden llegar a generar menos metano y pesar más.

Según la Agencia Iberoamericana para la Difusión de la Ciencia, el objetivo del proyecto desarrollado en Brasil buscab reducir los impactos ambientales de los sistemas de producción de ganado bovino de corte y mejorar el rendimiento zootécnico y económico. Para lograrlo, analizaron los impactos de la utilización del nitrógeno y de suplementar la alimentación en las emisiones de metano y en la productividad del pasto y de los animales. Los hallazgos dejaron gratas sorpresas.

Investigadores de Brasil, Australia y Estados Unidos, quienes apoyaron este estudio, demostraron que la fertilización del pasto con nitrógeno y el aporte a la dieta del hato de nutrientes seleccionados pueden resultar tanto en la disminución de las emisiones de metano como en un aumento de la productividad y en una mayor eficiencia económica en la cría de ganado bovino.  

La investigación, que arrancó en 2014, empleó diferentes estrategias de manejo de pasturas tropicales, una de esas, la técnica de manejo conocida como interceptación luminosa, es decir, el porcentaje de luz solar atrapado por las hojas, en un porcentaje del 95% y una altura del pasto aliada a la fertilización.

Esta técnica no tiene en cuenta la rotación previamente programada del ganado en las pasturas, sino la altura del pasto. Así, permite una oferta continua a los animales de forraje de mejor calidad, con una alta proporción de hojas en el pasto, además de proteína de alta digestibilidad, nitrógeno soluble y bajas cantidades de fibras indigestibles. Estas últimas, las grandes causantes de las emisiones de metano, producido en la digestión de los rumiantes y eliminado por la eructación y por la respiración.

Para demostrar la hipótesis, se realizaron dos experimentos. En el primero, analizaron el aumento de las tasas de ocupación de toros, las emisiones de óxido nitroso, dióxido de carbono y metano, en la raza Nelore en pasturas de tipo Brachiaria brizantha, manejado con 25 centímetros de altura y fertilizado con cuatro niveles de nitrógeno de 0, 90, 180 y 270 kilos (kg) por hectárea durante 150 días en la estación lluviosa.

En el segundo experimento, los investigadores complementaron la dieta de los animales, en ese régimen de pasturas, con sal y con suplemento proteico compuesto por salvado de soja, urea y residuos de la destilación de alcohol de maíz.

Los resultados preliminares del primer experimento indicaron que con el simple forraje de mejor calidad –sin la aplicación de fertilizante nitrogenado–, la tasa de ocupación de las pasturas se eleva a tres animales por hectárea al año. En tanto, al aplicar 180 kg de nitrógeno durante la estación lluviosa, la tasa de ocupación llega a seis animales por hectárea.

Al analizar las emisiones de metano, concluyeron que con la utilización de la fertilización nitrogenada se registraron menores emisiones de metano, que las registradas por el sector ganadero sin el uso de la fertilización.

Los animales también experimentaron un aumento de peso diario, ya que llegaron a pesar entre 980 gramos y 1,1 kg de más, con la fertilización nitrogenada de las pasturas. “En el actual sistema de cría de ganado de corte en pasturas, sin la fertilización nitrogenada, el aumento de peso de los animales oscila entre 500 y 700 gramos”, compara uno de los investigadores.

Por otro lado, los resultados del segundo experimento indicaron que el aporte a la dieta de los animales de un suplemento proteico/ energético resultó en un aumento de 100 a 150 gramos por día en el peso del ganado, en comparación con el obtenido mediante el uso de sal mineral. “Esto se traduce en un menor tiempo de engorde, con la liberación temprana de áreas de pasturas, y así se disminuyen también las emisiones de metano durante un tiempo más prolongado de las vidas de los animales”, dice Andrade Reis, uno de los investigadores.