Investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León están desarrollando un proyecto para utilizar los restos vegetales de frutas y hortalizas para la alimentación del ganado ovino y caprino.
El proyecto se denomina ‘Uso de subproductos agroindustriales en las dietas de pequeños rumiantes: valoración nutritiva, utilización digestiva, rendimientos productivos y calidad de los productos’, y la investigadora principal es María José Ranilla García, del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Veterinaria de la ULE y miembro del Instituto de Ganadería de Montaña, y cuenta también con la participación de miembros de los grupos de investigación ‘Nutrición de Ovino’ (NUTROVI) y ‘Alimentación de Rumiantes’ (ALIRUM), ambos de la ULE. (Lea: Conozca el valor nutricional de algunos subproductos agroindustriales)
La iniciativa apunta a utilizar los restos vegetales de las industrias transformadoras del sector de frutas y hortalizas (más de diez millones de toneladas al año), para la alimentación del ganado ovino y caprino.
Contribución a la sostenibilidad económica y medioambiental
María José Ranilla explica que “la utilización de cualquier material en la alimentación animal precisa conocer su valor nutritivo, pero esta valoración es en general compleja, y la complejidad es mayor en el caso de los subproductos agroindustriales debido a su composición heterogénea y variable, que con frecuencia también es desequilibrada”. Esto explica la importancia de este proyecto (Modalidad Retos de Investigación) financiado por la Agencia Estatal de Investigación, que se está llevando a cabo en la ULE en colaboración con investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Estación Experimental del Zaidín (CSIC, Granada).
El reciclado de subproductos agroindustriales en la alimentación del ganado ovino y caprino,—apunta la investigadora—, puede contribuir a la sostenibilidad económica y medioambiental de su producción a través de la sustitución parcial de materias primas convencionales, cuyo uso podría estar limitado en el futuro, por subproductos de menor coste económico sin afectar de forma negativa a los rendimientos productivos. (Lea: Alimentos perfectos para vacas lecheras)
Asimismo, contribuye a la sostenibilidad mediante la reducción de las emisiones contaminantes asociadas a las explotaciones ganaderas, directamente mediante una optimización de la fermentación ruminal o indirectamente al sustituir materias primas importadas o cultivadas específicamente para la alimentación animal por otras de procedencia local/regional producidas para el consumo humano; y la mejora de la calidad del producto obtenido; y la salud y bienestar de los animales”.
Aprovechamiento de subproductos como el orujo de aceituna
El proyecto aborda experimentos tanto in vitro como in vivo que utilizan algunos de los subproductos más representativos de nuestro país (pulpa de cítricos, orujo de aceituna, pulpa de tomate, restos de algunas especies del género Brassica como brócoli y coliflor) con la finalidad de conocer su valor nutritivo, mejorar la calidad de los productos animales y reciclar subproductos en la alimentación animal, lo que valorizaría un material que actualmente supone un problema para las empresas que lo generan.
“Se ha comprobado, —comenta Ranilla—, que en dietas de ovino lechero el maíz puede sustituirse completamente por pulpa de cítricos sin afectar negativamente la fermentación ruminal, reduciendo además la cantidad de ingredientes en las dietas de los animales que pueden ser directamente consumidos por el hombre. Por otra parte, se ha visto que el orujo de aceituna puede reemplazar parcialmente la parte forrajera de dichas dietas, lo que podría ser de interés en períodos de escasez de forraje”. (Lea: Tortas de plantas oleaginosas para alimentación del ganado)
En resumen, la mayor parte de los subproductos estudiados presenta un potencial para ser incluidos como ingredientes alternativos en las raciones de rumiantes, bien como fuente de proteína, de energía, o reemplazando parte de los ingredientes convencionales de las dietas, reduciendo la contaminación ambiental y contribuyendo al desarrollo de la economía circular al reciclar estos desechos, además de reducir la competencia entre rumiantes y humanos por los alimentos y la tierra.
Fuente: Animal’s Health.