La grasa de la leche (grasa butírica o butirosa) es un componente que puede ser modificado por medio de la genética, el manejo de los bovinos o los programas de nutrición. Por tratarse de un elemento esencial en el pago y la calidad de la leche, hay que procurar el mayor porcentaje. En caso contrario, cuando su contenido en menor o igual al de la proteína de la leche, se considera que hay “depresión de la grasa”. En vacas Holstein, que promedian 3,6%, si el porcentaje baja 0, 2%, se considera que hay depresión. (Lea: ¿Qué tan importante es la prueba MUN?) De acuerdo con la ingeniera argentina Miriam Gallardo, este fenómeno es una anormalidad que resulta de “manejos que conducen a alteraciones ruminales en las vacas”. Para la experta, la conservación de grasa en los sólidos totales es fundamental por su impacto en la eficiencia de conversión del forraje en leche. Si bien la concentración de la grasa varía por distintos motivos a lo largo del año, recomendó mantenerla de 0,3 a 0,8 unidades porcentuales por encima de la proteína, pues según ella, la relación indica salud y normal funcionamiento ruminal. En cambio, cuando se invierten estos valores, pueden ocasionar problemas en el rendimiento del animal. Esto puede ocurrir por falta de comida o por cambios de temperatura. (Lea: Para aumentar sólidos totales en leche, comience por dar mejores pastos) La Universidad de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de Kentucky destacó cuatro factores que inciden en esta depresión, como son la grasa en la dieta, el suministro de almidón, la fibra en forrajes y el manejo. Para el primer, el suministro de gran cantidad de grasa en la dieta puede afectar la fermentación en rumen, reduciendo el consumo y ocasionando la depresión. Asimismo, una fermentación rápida de almidones causa una baja en el pH ruminal, que está relacionada con bajos niveles de grasa en la leche pues se afecta su síntesis en la glándula mamaria. En tercer lugar, hay que procurar un adecuado suministro de fibra en la dieta, que evitan el fenómeno de inversión de grasa. Finalmente, se debe procurar que las vacas no estén estresadas por encierro o aumento de calor, pues en estas condiciones pueden reducir el consumo de las reses. La ingeniera argentina manifestó que la depresión de grasa de leche se debe a 2 condiciones: presencia de ácidos grasos trans en la dieta y fermentación ruminal alterada. (Lea: ¿Cuál es el límite de suplementación en grasa para ganado bovino?) Para prevenir este síndrome, aconsejó revisar la dieta para detectar los factores que puedan alterar el rumen, así como controlar la cantidad y tipo de ácidos grasos de los ingredientes y los niveles de almidón y fibra. De otro lado, hay que evitar cambios abruptos en el ensilaje o la pastura, observar el exceso de partículas largas y disparejas en la mezcla del mixer, revisar la consistencia de las deyecciones de los bovinos y analizar el score de locomoción, pues puede haber rengueras por acidosis.