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Foto: Fedegán

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¿De qué se trata el ciclo de alta fertilidad para preñar vacas lecheras?

por: - 31 de Diciembre 1969

En marzo de 2019, investigadores de la Universidad Estatal de Michigan (EE. UU.) publicaron un trabajo sobre cómo tener preñeces programadas en una lactancia apuntando a 5 parámetros con los cuales obtener una mayor fertilidad en vacas lecheras.

En marzo de 2019, investigadores de la Universidad Estatal de Michigan (EE. UU.) publicaron un trabajo sobre cómo tener preñeces programadas en una lactancia apuntando a 5 parámetros con los cuales obtener una mayor fertilidad en vacas lecheras.

El PhD. Paul M. Fricke explicó que el trabajo elaborado por Middleton, Minela y Pursley del Departamento de Ciencia Animal de este centro educativo buscaba evaluar cómo una preñez programada podría conducir a una menor pérdida de condición corporal (BCS).

El trabajo, como se evidencia en su título, buscaba menos problemas de salud, mayor fertilidad en las vacas y la reducción de pérdidas tempranas de preñeces en la siguiente lactancia. (Lea: Aprenda dónde puede consultar programas de fertilidad para vacas lecheras)

“Lo que el Dr. Pursley hizo fue analizar el intervalo de partos de las vacas en la lactancia anterior. Entonces, las que tenían un intervalo corto quedaban gestantes más rápido y tenían una BCS menor que aquellas con un intervalo más largo”, indicó Fricke en una charla virtual.

Por el contrario, las vacas con mayor número de días en lactancia fueron las que tuvieron mayor condición corporal (arriba de 2,8), por lo cual experimentaron un intervalo de partos más extenso. A su vez, estas perdieron más BCS, mientras que las otras conservaron su condición.

También analizaron qué problemas de salud presentaron como retención de placenta o distocias, y encontraron que los animales que reducían su BCS en mayor medida tenían más probabilidades de riesgo de presentar uno de estos problemas que los que la mantenían.

Por su parte, el estudio del ciclo de alta fertilidad concluyó que las vacas que quedan preñadas antes de los 130 días de producción de leche tienen una mayor probabilidad de mantener o ganar condición corporal durante los primeros 30 días de la siguiente lactancia.

Esto conduce a una mayor probabilidad de preñez en las vacas y a una probabilidad reducida de perder la cría en gestación de 35 a 60 días después de la inseminación artificial. (Lea: ¿Cómo explicar la variación en hatos usando los mismos programas reproductivos?)

Basados en los datos de su estudio, los autores concluyeron que manteniendo un ciclo de embarazo antes de 130 de producción de leche probablemente mejorará el índice de preñeces por IA y reducir la posibilidad de pérdida temprana de preñez.

A este fenómeno se refieren como el ciclo de alta fertilidad. Utilizando programas de fertilidad en la primera IA y controlando el tiempo para las IA posteriores puede ayudar a lograrlo. (Lea: ¿Conoce las causas de infertilidad en bovinos inducidas por el ser humano?)

Sin embargo, anotaron que es fundamental detectar vacas no gestantes lo antes posible y garantizar una AI temporizada resincronizada oportuna para permitir las oportunidades de las vacas de quedar embarazada antes de 130 días en leche.

De igual modo, reducir las posibilidades de pérdida de BCS en el parto también disminuye las posibilidades de trastornos de salud en el periparto. Aunque las vacas con problemas de salud no tuvieron menores posibilidades de embarazo, mantener un ciclo de alta fertilidad puede reducir estos trastornos.

Finalmente, sostuvieron la hipótesis de Trivers-Willard según la cual las vacas que mantuvieron BCS durante los primeros 30 días de producción de leche parecen ser más aptas para transmitir sus genes a sus terneros machos.

El problema es que los ganaderos solo seleccionan genéticamente a las hembras que tienen más posibilidades de heredar los problemas de salud de sus madres. Tampoco se comprende bien la relación entre una ganancia exagerada o una pérdida de BCS en la gestación y el desarrollo fetal sobre la posterior competencia de los ovocitos. 

Fricke aclaró que las recomendaciones de 2001 que indicaban que la mejor BCS podía estar en valores entre 3,25 y 3,75 para vacas preñadas o vacas secas eran muy elevadas, y que el promedio debía ubicarse entre 2,5 y 3, buscando que las vacas se preñen rápido después del periodo de espera voluntario.