Los médicos veterinarios Juan Vicente González Martín y Ángel Revilla Ruiz exponen en una investigación que hace un tiempo habían leído que existe una regla mnemotécnica sencilla relacionada con el encalostrado que tiene una relación: 4-4-4.
Los autores de esta investigación dicen que esta relación “consiste en ordeñar a la madre antes de 4 horas posparto y administrar al ternero 4 litros de calostro antes de 4 horas de vida. Realmente cuanto antes se ordeñe la vaca y se administre el calostro al ternero después del nacimiento, mejor”.
De acuerdo a los expertos, hacer ambas acciones en las dos primeras horas es mejor que a las cuatro horas, pero desde luego que hacerlo a las cuatro horas es mejor que a las doce horas de parida la vaca y nacido el ternero.
Una vez se tenga claro el tiempo, el productor debe organizar el volumen de calostro a administrar, que según los profesionales “los cuatro litros supera, en la mayor parte de los casos, a la norma más ajustada de administrar entre el 10% y el 12% del peso vivo del ternero, ya que hay muchos terneros de menos de cuarenta kilos de peso al nacimiento”. (Lea en CONtexto ganadero: Ensilaje de piña para rumiantes: por qué es bueno y cómo hacerlo)
Encalostrado correcto
El método más sencillo es determinar las proteínas que tiene en la sangre el ternero entre uno y tres o cuatro días después del encalostrado. Según González Martín y Revilla Ruiz, “como el solvente del suero es agua y las proteínas son solutos, a más proteínas más densidad del suero sanguíneo. El único tipo de proteínas que varía tras el encalostrado son las inmunoglobulinas, por lo tanto, cuanta más densidad tenga el suero más inmunoglobulinas se han absorbido”.
En este sentido, lo anterior se puede deber debido a que el ternero toma una buena cantidad de calostro en el momento indicado.
Para que el productor pueda identificar estos aspectos, la densidad de mide con un refractómetro bien óptico, bien electrónico.
De acuerdo con González Martín y Revilla Ruiz, “el calostro de primer ordeño tiene un porcentaje de sólidos totales casi del 24%, el del segundo ordeño de 18%, el de tercer ordeño de 14% y la leche normal de 12.5%”.
Por lo tanto, grandes diferencias diarias en la densidad de la leche administrada a los terneros pueden causar indigestión y con esto diarrea. (Lea en CONtexto ganadero: Rastrojo de piña se puede ensilar para alimentar al ganado)