La calidad del agua es fundamental para una buena producción ganadera. Más allá de la función que tiene en los procesos fisiológicos, gran parte de la ganancia productiva de la ganadería proviene de la calidad de este elemento.
De acuerdo con el Instituto Nacional Tecnología Agropecuaria (INTA), cada vez, se tiene una visión más clara sobre cómo utilizar los factores genéticos, nutricionales y ambientales para mejorar la producción de ganado de carne y leche. En otras palabras, los procesos para obtener una productividad eficiente pasan por la cantidad de alimento, al mejoramiento de las razas, de las especies forrajeras y otros; sin embargo, hay algunos factores, como la calidad del agua al que no se le da tanta importancia, y resulta ser un elemento indispensable para la producción animal.
¿Por qué es importante la ingesta del agua?
El consumo de alimentos está totalmente relacionado con el consumo de agua. Si no se cuenta con agua en calidad y en cantidad, se puede generar efectos adversos en el consumo de materia seca por parte de los animales, así como severos daños a la salud, con efectos negativos en la productividad ganadera. En este sentido, es fundamental conocer la cantidad y calidad del agua para definir qué estrategia de producción queremos según los sistemas de cría, recría, engorde, lechería. (Ver: Cantidad y calidad del agua, factores clave en la producción bovina )
Vale la pena mencionar que, los rumiantes toleran agua de mala calidad en comparación con otras especies como el pollo, el cerdo o los humanos, pues no provoca la muerte de los bovinos, sino que retrasa su ciclo de crecimiento y producción, con menores tasas de ganancia de peso, menor producción lechera, bajos índices reproductivos, entre otros.
Entonces, proveer agua de calidad es esencial para lograr ganancia productiva en los predios ganaderos, mantener la salud de los animales y la calidad de los productos animales como carne y leche. (Ver: Consumo de agua en vacas lecheras: la calidad también importa )
Producir enfermedades o pérdidas en la producción, son el resultado de suministrar aguas procedentes de atajados, pozos y reservorios que colectan aguas residuales, a las que el ganado podría tener acceso. El agua contaminada con heces puede transmitir muchas enfermedades, debido a agentes como Ecoli, Cryptosporidium, Salmonella y Leptospira. Estos microorganismos afectan a los animales más jóvenes y tienen menos importancia en los adultos.
Una enfermedad que afecta a los animales adultos es la leptosporidiosis, que puede diseminarse mediante el agua contaminada y que produce una mayor tasa de abortos, que normalmente tienen lugar de 2 a 5 semanas después de la infección.
El ganado puede hacerse, a largo plazo, resistente a estos agentes, pero la introducción de un nuevo patógeno que no sea común puede diseminarse rápidamente y causar enfermedad, especialmente en los más jóvenes.
¿Cómo mantener el agua en buenas condiciones?
El método más sencillo para minimizar los patógenos en agua es prevenir su entrada desde fuentes fecales y evitar la entrada directa de los animales a fuentes de agua ya que permitir que los animales estén en contacto directo con el agua puede levantar partículas. Según el INTA, los rayos ultravioletas del sol son efectivos para la eliminación de patógenos en aguas que estén relativamente claras, por lo cual el ganado no debe acercarse a esa agua para interrumpir el proceso.
Por otro lado, las buenas prácticas en el mantenimiento de las instalaciones de agua, como mantener los canales aseados y las vías de agua con hierba, impedir el acceso del ganado a las corrientes de agua y la aireación del agua de los pozos, ayudará a proporcionar un mayor bienestar animal.