Aunque en el país hay pocas cabezas de esta especie, sus condiciones y características la hacen muy apetecida. Ha adquirido relevancia a la hora de cruzarla con animales Cebú, ya que se obtienen crías resistentes, con buena producción de la proteína roja y mayor habilidad lechera en el caso de las hembras. El criollo Casanareño es el bovino nativo que fue capaz de adaptarse a los ecosistemas de alta humedad. Para los semovientes no es sencillo tener que recorrer grandes distancias con el agua cubriéndole las patas y así poder buscar comida. (Lea: Araucanos estudiaron bondades del bovino criollo casanareño) Sin embargo, esta especie tiene una resistencia en sus pezuñas que le permite que los hongos no las afecten, caso contrario al de los animales cebuínos que padecen con frecuencia de cojeras. Por esa razón, al cruzar Casanareño x Cebú, además de aprovechar la libido en los toros, las crías van a ser más resistentes a ecosistemas complejos. Marino Valderrama, médico veterinario y seguidor de las razas criollas, aseveró que al unir estas 2 especies se busca que la descendencia tenga vigor híbrido, lo que potencializa la producción de carne que es el aporte que hace el Cebú. Agregó que los productores están intentando rescatar la población de ganado Casanareño que en su momento alcanzó a ser la más numerosa de las criollas colombianas. El experto en la materia aseguró que en este momento el censo de la especie está por el orden de los 500 cabezas, por lo que la Gobernación del Casanare y ganaderos están al rescate de los bovinos para conservar el pie de cría. (Lea: Ganado criollo casanareño será declarado patrimonio genético) “La carne, como sucede con las demás razas criollas, contiene menos grasa, que es lo que busca el mercado, porque muchas veces algunos cruzamientos ponen en riesgo la calidad del producto. El Cebú solo quizá puede tener un rendimiento en canal más alto, pero del cruce con Casanareño se obtiene una proteína más limpia y eso es muy atractivo para los consumidores”, precisó. Para Arcesio Salamanca Carreño, docente de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Arauca, es importante el hecho de que sean ejemplares con un proceso de más de 500 años de adaptación a condiciones climáticas como las de la sabana inundable, en donde hay prolongados periodos de sequía e inundaciones, a pesar de lo cual son capaces de seguir produciendo leche y reproducirse sin necesidad de un sobremanejo. “Lastimosamente es una raza que está en peligro de extinción y no se puede acabar. Hay aproximadamente unos 1.000 animales, por lo que es importante trabajar por su preservación”, indicó el Salamanca Carreño, que también resaltó aspectos como la rusticidad, fertilidad y longevidad que tienen estos ejemplares. (Lea: Nuevo esfuerzo para salvaguardar el ganado criollo) En el caso de la leche, el ganado criollo en general tiene una actitud pensada en alimentar las crías, pero en todos los casos el volumen que se extrae por lactancia es muy superior al de una vaca Cebú. El periodo de la hembra cebuína es de 5 o 6 meses y la producción es cercana a los 800 litros, mientras que la nativa colombiana puede alcanzar 1.200 litros en un lapso que sería de hasta 9 meses. “Al cruzar Casanareño x Cebú se busca que las hembras salgan con mayor habilidad materna, eso quiere decir que van a tener más producción de leche y el peso al destete es superior porque tendrán la posibilidad de acceder a un volumen más alto del lácteo durante la lactancia”, remató el experto.