El trabajo de crianza de las novillas incide directamente en su fertilidad y longevidad según la premisa que se aplica en la finca Bajos del Palmar, en el municipio de Arjona (Bolívar).

Allí Eugenio Cano Sedán trabaja con la raza girolando y el esfuerzo se centra en el levante de las terneras como la única de manera de lograr una exitosa vida reproductiva de las que más adelante serán las vacas.

Según indicó los animales se destetan a la edad de ocho meses y ahí empieza el proceso de levante. Los reproductivo se muestra en el manejo que se le da al animal desde que nace, allí se empieza a desarrollar un animal con miras a que en un futuro tenga un mayor desempeño reproductivo.

Los ganados que se castigan mucho durante la lactancia van a desarrollarse más desnutridos, con menores probabilidades de una alta reproducción, manifestó. (Lea: Cría y levante de terneras, aspectos fundamentales de la rentabilidad)

Así mismo, señaló que tanto los micro como los macronutrientes son fundamentales en el desarrollo reproductivo de las vacas, en especial minerales como el calcio, el fósforo y el magnesio.

En esta finca cada tres meses se lleva a cabo un proceso de desparasitación y se les suministra siempre las vitaminas y los minerales necesarios para que los animales crezcan y se mantengan sanos.

Algunas veces estos elementos están en los forrajes pero en otras ocasiones se deben suministrar a manera de medicinas

Lo ideal es que el potrero al que van después de cumplir los ocho meses de vida les brinde la proteína, fibra y energía requeridos en su máxima calidad, para ello los lotes son distribuidos en mínimas extensiones de área y sometidos a mantenimientos frecuentes.

La idea es que los animales tengan la mayor disponibilidad de gramíneas posible y la menor cantidad de arvenses, así las hembras no pierden energía siendo selectivas. (Lea: Terneras, el futuro de la ganadería de leche)

Además, las sales mineralizadas no pueden faltar. Allí se trabajan potreros de máximo tres hectáreas bajo un sistema rotacional. A cada potrero donde estén los animales se le lleva la sal ya que es vital en el sostenimiento diario del ganado.

Igualmente manifestó que hay dos factores que se deben tener en cuenta a la hora de decidir el tiempo de preñez, el primero es la edad y el segundo el peso del animal.

Las terneras de la raza girolando son muy precoces, empiezan a experimentar su primer celo a los 18 meses de edad pero si se preña cuando todavía no tiene la edad suficiente ni el peso, se van a atrofiar y se les daña su vida reproductiva y un animal así ya se vuelve de descarte por lo que es mejor esperar y tener un ganado sano más tiempo.

Además de brindar una alimentación de calidad para lograr rendimientos reproductivos y en consecuencia productividad de todo el hato, la hacienda es meticulosa en la aplicación de algunos parámetros, con lo que se garantiza que cada hembra F1 y las cinco octavos, es decir que posee un 75 % de sangre gyr por holstein están listas para ser preñadas.

Son animales que se pueden preñar a los 22 meses de edad y con un peso que oscile entre 300 y 320 kilos, para hacerlo por monta natural; cuando son por inseminación es a la misma edad pero con un peso superior a los 320 kilos. (Lea: Estos son los 3 sistemas de crianza de terneros)

Del primero al segundo parto casi siempre se tiene una cantidad de días abiertos considerable. La vaca hace un proceso de “botar” la cría y todo ese aparato reproductivo sale con ella para luego realizar un proceso de involución para volver a su estado natural y eso puede durar alrededor de 45 días.

El logro y mantenimiento de la preñez es la suma de la genética, la alimentación y el suministro de agua de calidad, la edad, el peso, la prevención y el control de los parásitos y las enfermedades que eventualmente pudiesen atacar al animal por lo que todo ello son factores que en Bajos del Palmar se cuidan y controlan.