Muchas veces y en distintos escenarios se ha hablado sobre la importancia de establecer un vínculo formal entre los productores de leche y la industria, sin que hasta el momento se haya logrado materializar. El contrato de proveeduría permitiría que se definan compromisos de producción a cargo de los los ganaderos y de acopio y precio de compra por parte de la industria, con el beneficio adicional de que podría ser acordado entre las partes y tener en cuenta para ello variables de clima, zona, precios, entre muchos otros. (Lea: Contrabando y lactosueros: 2 temas que merecen mayor atención) Los ganaderos coinciden en afirmar en la inexistencia de reglas claras es en muchas ocasiones lo que tantas molestias genera entre quienes conforman el sector y que ha sido a la industria a quien nunca le ha interesado definir contratos de este tipo “porque no le conviene”. De hecho, el pasado mes de febrero Jorge Andrés Martínez, director ejecutivo de Asoleche, reiteró que es importante establecer los contratos, pues ello garantizaría la compra del 100 % de la leche producida en el país, incentivando la formalización, la tributación y la mejora de las condiciones laborales en el campo”. (Lea: Colombia necesita reglamentar comercialización de leche cruda) En la actualidad, la mayoría de acuerdos que existen entre industriales y ganaderos son de palabra, lo que los hace propensos a ser incumplidos al saberse las partes libres de cualquier castigo alguno. Al igual que se ha expresado desde diferentes estamentos, especialmente desde la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, para Asoleche es necesario formalizar la relación contractual entre la industria y ganaderos, con el propósito de generar un clima de confianza mutua, y como elemento integral de una política láctea. (Lea: ¿Es hora de pensar en salvaguardias para el sector lácteo del país?) Según productores consultados por CONtexto ganadero, el contrato debería incluir aspectos como la cantidad que se compromete a recoger la industria, algo que les permitiría planear de mejor manera su trabajo en las fincas y manejar incluso aspectos como la estacionalidad. Algunos detallaron que teniendo ese tipo de contrato sabrían que que en los meses previos a las temporadas de verano tendrían que producir una mayor cantidad de leche, así implicara conseguir más vacas para garantizarlo; y en épocas de invierno podrían decidir de qué reses prescindir y a cuantas de ellas buscar preñar. De cara a perfeccionar este tipo de herramientas sería necesario que cada ganadero se siente con el industrial y determine históricamente cuanto produce y establecer una negociación. El Estado, a través del MinAgricultura, o a quien este designe, podría ejercer como árbitro de los acuerdos alcanzados. Los contratos serían herramientas útiles como garantía crediticia y anque no se entenderían como cuotas, sí podrían ser una voluntad manifiesta entre ganaderos e industriales, a quienes no les ha llamado la atención este modelo porque no quieren estar obligados a nada. (Lea: El país requiere una unidad de investigación y acceso a mercados lácteos) Algunas variables a tener en cuenta Al tratarse de un contrato entre 2 partes las obligaciones son mutuas. Así las cosas, si un ganadero produce menos de lo pactado deberá tener algún tipo de sanción, pero si por el contrario tiene excedentes dentro del contrato se podría establecer un precio diferenciado, para que no se pierda el lácteo. Teniendo esas reglas claras la persona sabe cuanto puede destinar a la industria, cuanto a derivados, cuanto para su consumo, entre otros usos. En 2009, Fedegán elaboró y entregó algunos modelos de contrato de proveeduría que aunque fueron muy bien recibidos en su momento por los ganaderos, que ven en ellos una garantía y estabilidad para su trabajo diario, no se utilizaron. (Lea: MinAgricultura y Fedegán lideran plan para ayudar al sector lácteo) “Los contratos de proveeduría y la garantía de compra del 100 % de la leche, constituyen la revolución silenciosa que el sector lácteo necesita para convertirse en potencia regional, beneficiando al pequeño productor y ayudándole a ser parte de un sector lácteo moderno, incluyente y creciente, en un país que se prepara para el postconflicto”, enfatizó en su momento Martínez.