Las altas temperaturas afectan la nutrición, fertilidad y bienestar de rodeos bovinos destinados a carne y leche. Un animal estresado consume menos alimento y esto afecta su rendimiento.
Además de las pérdidas económicas causadas por la baja eficiencia productiva, los daños pueden llegar a la muerte de los animales.
De acuerdo con Laura Gastaldi, especialista del INTA Rafaela Santa Fe, las elevadas temperaturas impactan de manera negativa sobre el rodeo. “Cuando la temperatura del ambiente supera los 25 °C y la humedad alcanza el 50 %, durante períodos de tiempo prolongados (olas de calor), los animales se estresan, pierden bienestar y reducen la producción de leche”, señaló en un artículo publicado en el portal elproductor.com (Lea: ¿Cómo influye el estrés calórico en el metabolismo de los bovinos?)
Si bien la temperatura ambiente es importante para determinar el estrés calórico, por sí sola no es una adecuada expresión de la respuesta animal, ya que su efecto sobre el ganado es alterado por la acción del viento, la humedad relativa, las precipitaciones, la velocidad del viento y el nivel de radiación solar, entre otros.
La humedad relativa acentúa las condiciones adversas de las altas temperaturas y complican la efectividad en la disipación de calor por sudoración y respiración en el ganado. Si la humedad del aire es baja en zonas cálidas y secas, la evaporación será rápida; mientras que si la humedad es elevada en zonas cálidas y húmedas, la evaporación será lenta y, por lo tanto, se reduce la pérdida de calor y se altera el equilibrio térmico del animal. El viento ayuda a reducir los efectos del estrés por calor y mejora la evaporación.
En este sentido, Gastaldi aseguró que “es importante analizar las condiciones actuales del índice de temperatura y humedad y también los pronósticos de los días siguientes para saber de manera anticipada si el ganado se está alejando de la zona de confort, y tomar medidas preventivas que reduzcan las pérdidas asociadas al estrés calórico”.
Las proyecciones de días calurosos, algunos en períodos más agobiantes que otros, marcan el desarrollo de la temporada seca. Esto trae consigo el desafío de extremar cuidados y medidas de prevención que permitan minimizar los efectos del estrés calórico provocados por las altas temperaturas y las olas de calor. (Lea: Cómo evitar que el estrés calórico afecte a sus animales)
El Servicio de Diagnóstico Veterinario (SDVE) del INTA Balcarce Buenos Aires alerta sobre los problemas asociados con el calor, ya sea por la pérdida de eficiencia productiva observada en algunos sistemas como por la ocurrencia de importantes mortandades.
En este sentido, Matías Gómez Chayer, residente del SDVE del INTA, recomendó evitar las dietas fibrosas menos digestibles respecto de las que contienen grano, debido a que la restricción al consumo y/o el agregado de fibra disminuyen la producción de calor del animal.
Los sistemas de engorde a corral poseen mayor predisposición a padecer los efectos del calor debido a que los animales se encuentran hacinados y, en muchas oportunidades, tienen escaso o nulo acceso a sombra para refugiarse.
Para estos sistemas, el técnico del INTA sugirió “administrar entre el 30 y 40 % de la ración a la mañana y el resto a la tarde para desacoplar el pico de calor metabólico del animal con el pico de calor ambiental”. (Lea: Reducir el estrés calórico en sus bovinos aumenta la ganancia media en 15 %)
En la medida que sea posible, también señaló la importancia de garantizar la inocuidad de la ración suministrada. “Es posible encontrar alimentos contaminados con el hongo Claviceps purpurea (“cornezuelo”) o pasturas con festucas tóxicas”, indicó Gómez Chayer y agregó que “con esto, se pueden registrar brotes de hasta un 15 % de mortandad de los animales, debido a que afectan marcadamente la capacidad de termorregulación y acentúan el efecto negativo del calor”.
Además de estas medidas, se recomienda la provisión de sombra a los animales, de manera natural con árboles o artificial a partir de la colocación de techos, cobertizos, media sombras, etc. La sombra proporcionada por árboles es una de las más efectivas, ya que no sólo disminuye la radiación, sino que produce menor temperatura del aire por la evaporación desde las hojas.
El agua de calidad es uno de los factores más importantes para la producción de leche. En situaciones con temperaturas elevadas, una vaca puede consumir en promedio hasta 107 litros por día; mientras que una lechera de alta producción puede ingerir hasta 140 litros por día. (Lea: Estrés calórico: beneficios de los árboles en los sistemas ganaderos)
En una toma de cinco minutos, un solo animal puede beber hasta 13 litros de agua. “Es imprescindible proporcionarles agua de calidad en cantidades suficientes y en lugares estratégicos, que permitan un fácil, rápido y cómodo acceso a los animales”, señaló el especialista del INTA.