El chileno Enzo Capurro, doctor en Ciencias Veterinarias y estratega Senior en la empresa Prevenzia, propuso un sistema de vigilancia activa de alertas preventivas para prevenir la mastitis y garantizar protección en la glándula mamaria cuando hay una infección.   En un artículo publicado en Engormix, el profesor señala la importancia de implementar un nuevo enfoque de alertas preventivas para prevenir la aparición de mastitis en el hato, dado que esta es la causa más importante de pérdidas económicas para la industria lechera en todo el mundo.   En esta medida, propone un cambio de mentalidad y de paradigma hacia la calidad de leche, con este sistema que estimula un proceso de mejora continua apoyado en informática. (Lea: Anatomía de la ubre, asunto que le compete a los ganaderos)   Según el experto, el objetivo de este modelo de alertas preventivas es adicionar valor al negocio implementando soluciones rentables al problema de calidad de leche y salud de la glándula mamaria. Así esbozó los 5 elementos del modelo: 1. Disponer de un trabajador que evalúe en terreno el desempeño de salud mamaria a través de un cuestionario. 2. Contar con un programa epidemiológico que mida la velocidad de contagio de mastitis para revelar dónde está el problema. 3. Complementar con un software que identifique los beneficios económicos potenciales de una óptima gestión en salud de ubre y calidad de leche. 4. Elaborar un manual de operaciones con notas técnicas de alerta de apoyo al personal. 5. Tener un programa mensual de observaciones para optimizar la asimilación de las intervenciones recomendadas en el cuestionario.

Así mismo, el médico veterinario determinó alertas estacionales que indican la posible aparición de mastitis. Las dividió en varios periodos comenzando por el parto y el periparto. En esta época, una de las primeras alertas es reducir la exposición a bacterias ambientales y procurar que el parto sea limpio e higiénico.   Las alertas en este periodo también debe ser cuidar a las novillas, entrenándolas para entrar a la sala de ordeño y detectando aquellas que sufren de edema severo; supervisar que la leche sea aceptable para el tanque, y encontrar, registrar y tratar las mastitis clínicas en crías recién paridas.   El segundo periodo es la lactancia, que comienza 2 semanas después del parto y termina al secado. En este tiempo, hay riesgo de nuevas infecciones de bacterias o medioambientales en cada ordeño. (Lea: Descubra los 3 tipos de ubres en vacas)   Las alertas para este periodo son: usar buenas prácticas de ordeño, hacer mantenimiento al equipo, desinfectar los pezones post-ordeño, practicar buena higiene en cada ordeño, manejar las heridas de pezón, tratar rápidamente casos clínicos y monitorear recuento de células somáticas en el tanque (en lo posible, también hacerlo de forma individual).   En el periodo de secado, las alertas incluyen eliminar vacas que se infectan de forma constante, aplicar secado abrupto para reducir producción, administrar terapia antibiótica intra-mamaria.   Finalmente, el periodo seco se debe aprovechar para curar infecciones. Aquí se deben monitorear las ubres y comprobar cuartos hinchados manualmente (si hay sospecha, ordeñar los posibles infectados para verificar la presencia de mastitis).   También hay que hacer seguimiento a las vacas cada semana y verificar los periodos de retiro de leche por antibióticos. (Lea: Ganadero, aprenda de salud mamaria en hatos de leche)   Tenga en cuenta que en el periodo de parto, si usted tiene una tasa mensual de 5 casos de mastitis clínicas por cada 100 novillas, es una señal de alerta. También es un problema si en la lactancia hay más de 2 casos por cada 100 vacas, o si en el periodo seco más tiene más de un 5% de vacas infectadas.