Según el Manual Práctico del Ganadero de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), aunque en la época de la Revolución Verde se privilegiaron las praderas en monocultivos, en los últimos años se han empezado a considerar que las malezas podrían ser buenas para el ganado.
El texto señala que los ganaderos asumieron como paradigma el tener potreros como “mesas de billar”, sin árboles y con una sola especie de pasto. A partir de esa concepción, cualquier otra especie de planta es considerada “maleza” y, por lo tanto, indeseable.
Pero esta concepción ha cambiado y, de hecho, hay una gran variedad de especies que son consumidas por los animales, muchas de ellas leguminosas nativas que pueden mejorar la calidad del forraje y convivir armónicamente con el pasto sembrado.
Por lo tanto, el Manual Práctico del Ganadero sugirió que antes de proceder a hacer cualquier tipo de control, es importante identificar estas plantas y conservarlas en los potreros. (Lea: Controlar el crecimiento de las malezas puede salvar a sus bovinos)
El texto sugiere que lo más aconsejable es controlarlas. Los métodos de control de malezas pueden ser mecánico (arranque, quema, inundación o corte frecuente), químico (usando herbicidas), cultural, integrado o biológico.
Control mecánico
Se basa en la utilización de fuego y medios mecánicos, como herramientas manuales (azadón y pala), tracción animal y maquinaria agrícola (arado y surcadora). Se pueden también utilizar coberturas de plástico negro o de material natural (residuos de malezas y cultivos).
Control químico
A los matamalezas o herbicidas hay que darles un uso adecuado, puesto que pueden contaminar el medio ambiente, afectar los pastos que queremos proteger y las personas que los aplican. (Lea: Solución contra las malezas está en la competencia por la luz)
Por su efecto sobre las plantas, hay herbicidas selectivos (que actúan sobre determinadas especies) y no selectivos. Por la forma como actúan, pueden ser sistémicos (la planta los absorbe y le causan la muerte) o de contacto (actúan directamente sobre el follaje y causan la muerte por quemazón, corrosión, asfixia, etc.).
Hay diferentes métodos de aplicación de herbicidas, de acuerdo con el tipo de maleza y la clase de producto. Los más comunes son: aspersión del follaje, aspersión a la base del tallo, tratamiento de tocones y tratamiento de fisuras o anillos.
Control cultural
Los métodos culturales son aquellos que se han desarrollado de forma tradicional para eliminar o reducir las malezas, tales como la rotación de cultivos, el uso de la cobertura viva, las asociaciones de cultivos o el acolchado o mulch.
La FAO sostiene que las prácticas culturales para el manejo de malezas son compatibles con las técnicas y estrategias de manejo integrado de plagas, son ambientalmente seguras y más accesibles a de agricultores de bajos recursos.
Control integrado
El sistema integrado de control de maleza es el más efectivo, pues combina el uso de prácticas culturales como fertilización, con prácticas de manejo como pastoreo racional, prácticas de control mecánico como el corte y prácticas de control químico.
Los búfalos son una especie muy rústica que consume todo tipo de vegetación, incluso malezas, por lo cual, en explotaciones de tierra caliente, preferiblemente con zonas bajas e inundables, debe contemplarse la posibilidad de tenerlos.
El control integrado permite disminuir el efecto indeseable sobre el medio ambiente, aplicando herbicidas solo cuando la población es muy alta, para continuar con otras prácticas, privilegiando el manejo adecuado de los potreros.
Control biológico
La eliminación o reducción de malezas a través del uso de organismos específicos es una opción positiva desde el punto de vista ambiental según la FAO, pero otros consideran que es muy poco estudiada y difícil de aplicar. (Informe: Las 5 malezas que aprovecha el hato ganadero)
Los agentes biológicos, una vez establecidos, pueden llegar a controlar las plantas indeseables en lugares inaccesibles gracias a su gran habilidad de dispersión. El control biológico es bastante específico, por lo que con su práctica se logra eliminar una especie de maleza.
Existen dos tipos: el clásico y el inundativo o aumentativo. El primero implica la introducción de un enemigo natural para el control de una especie de maleza exótica, ya establecida y diseminada en el territorio del país.
El inundativo se basa en la reproducción de un determinado agente existente en el territorio que usualmente no presenta los niveles de abundancia requerida para ejercer el control deseado. Sin embargo, su aplicación requiere de un laboratorio o instalaciones especializadas.
Allí, se hace la multiplicación del agente para su posterior liberación en el campo. Con este método de control se pueden usar insectos y ácaros, pero los patógenos son generalmente los más usados con este procedimiento. Por ello es importante investigar y conocer la existencia de organismos útiles para el control de malezas.