Según Cipav se debe incorporar la conservación, propagación y cuidado de las palmas de cera, entre los valores familiares y empresariales por el carácter emblemático, la importancia ecológica y la belleza incomparable de estas especies. Las palmas de cera son especies que se demoran 30 años en crecer y son necesarias para la ganadería colombiana por los innumerables beneficios que proporciona a los bovinos en su crecimiento y bienestar. De ahí que el Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria, CIPAV, recomiende y de pautas de manera permanente sobre el cuidado que deben tener los productores en sus explotaciones con las palmas. En su mayoría son especies que se encuentran en vía de extinción. Así sucede con el género Ceroxylon en sus diversas variedades. Es el caso de alpinum, quindiuense, sasaimae, parvifrons y ceriferum. “Incorporar la conservación, propagación y cuidado de las palmas de cera entre los valores familiares y empresariales por el carácter emblemático, la importancia ecológica y la belleza incomparable de estas especies, es lo oportuno, expresa CIPAV. Según CIPAV, debe tenerse en cuenta que una semilla de palma de cera del Quindío se demora casi un año en germinar, dos años en crecer los primeros diez a quince centímetros y casi 20 años, hasta empezar a formar el tallo (estipe).( Lea: Carta Fedegán 123) “Es claro que eliminar las palmas jóvenes durante la limpieza de los rastrojos y potreros, es un desperdicio que los ganaderos actuales no pueden permitir”, precisó. (Lea: Palma y ganadería, una combinación ganadora) Para evitar su extinción establece las siguientes prácticas para restaurar las poblaciones de palmas de cera en las fincas ganaderas: 1. Proteger los bosques nativos y rastrojos donde regeneran las palmas de cera contra el fuego, los herbicidas y la presencia de ganado. 2. Mejorar la conexión física entre los palmares a través de corredores de vegetación nativa o mixta, protegidos del ganado con cercas eléctricas. 3. Evitar el uso del fuego como herramienta para renovar los pastizales o eliminar los residuos de cosechas agrícolas. 4. Evitar el acceso del ganado a las áreas muy pendientes, degradadas o vecinas a los palmares. 5. Incrementar la productividad de los mejores potreros de las fincas con leguminosas, árboles y arbustos como tilo y botón de oro mediante pastoreo rotacional y cercas eléctricas, con el fin de liberar las tierras más frágiles y marginales para la conservación o restauración de los palmares. 6. Emplear madera cultivada de eucalipto, pino, ciprés, urapán y otras especies comunes para usos ganaderos tales como postes de cerca, corrales, establos, puentes y viviendas rurales, evitando así la tala de las palmas. 7. Evitar la cacería. 8. Sembrar palmas producidas en viveros locales o mediante traslado de plántulas que se encuentran en alta densidad en el bosque. (Lea: Si no sembramos árboles estamos condenados al apocalipsis) 9. Aprovechar los palmares como lugares de esparcimiento sano, educación ambiental e investigación a través de iniciativas de conservación privada y proyectos comunitarios.