Las praderas son la materia prima que tienen los productores en sus fincas. Estas se siembran en invierno para convertirse en alimento durante el verano, por lo cual debemos cuidar que no se degraden.
Cuando llegan las lluvias, los pastos comienzan a florecer y esto se traduce en la productividad de las explotaciones ganaderas. Sin embargo, algunas veces estas pasturas no crecen lo suficiente y hay más existencia de plantas como las malezas que perjudican la producción de su finca.
La degradación de tierras es uno de los temas que más preocupa a los agricultores y ganaderos en el mundo. En Colombia, día a día vemos la forma en que el cambio climático va afectando las praderas que toman una forma distinta.
En el documento Manejo óptimo del pastoreo en el trópico bajo, punto de partida para mejorar la rentabilidad de la explotación elaborado por Raúl Rojas, director técnico de forrajes y gramas de la empresa Sáenz Fety S.A.S., se afirma que “hay que tener en cuenta cuáles son las principales causas de degradación de praderas en Colombia y entender que estas afectan notablemente la rentabilidad de las explotaciones ganaderas cuando se presentan disminución en el número de plantas forrajeras establecidas y un aumento en las plantas no deseadas, afectando la producción animal ya sea de leche o carne”.
En CONtexto ganadero le contamos cuáles son las principales causas reales de la degradación de las praderas en nuestro país.
Escogencia errada del material forrajero
La elección del material debe realizarse dependiendo de qué se tiene en la finca, cómo es el manejo de esta y si el forraje que se quiere se adapta a las condiciones del predio.
“Las personas deben tener en cuenta la altura en la que se encuentra la ganadería, la pluviosidad, si se tiene riego o no, la fertilización del suelo, el tipo de pastoreo que se practica y el tipo de animales que se tienen, entre otras cosas, para poder escoger el material forrajero”, asegura Rojas. Lea: (Consejos a la hora de elegir un suelo apto para la ganadería)
Malas prácticas del pastoreo
Dependiendo del trópico en el que se encuentre, hay un momento óptimo en el que se puede hacer el pastoreo. En palabras de Rojas, “mucha gente tiene la costumbre de dejar espigar el pasto para que caiga la semilla y que esta repueble las plantas, por lo que desde ahí se empiezan a cometer errores”.
Si se quiere tener una pradera establecida no se puede dejar espigar el material, porque sacrifica el tema de la producción de hijos y porque la semilla necesita algunas horas luz. Además se baja la calidad nutricional del pasto y los animales no la comen bien. Lea: (3 criterios para programar el modo de pastoreo)
Invasión por plantas dañinas o malezas
Cuando se permite que se espigue la planta y se da una elongación el tallo con el ánimo de reproducirse, es ahí cuando “empieza a tener plantas que da espacio para que entre mucha maleza y se empieza a degradar la pradera”, expresa Rojas.
Falta o inadecuada fertilización
Cuando el productor quiere fertilizar, muchas veces se hace dependiendo de recomendaciones o testimonios de otros, sin embargo esta actividad debe realizarse con base en análisis de suelos.
“Muchas veces las personas van a los almacenes y compran el primer fertilizante que le venden, sin saber si es realmente el que necesita”, asevera Rojas. Lea: (Buen estado de las raíces mantiene nutridos los pastos)
Compactación del suelo y baja infiltración del agua
El suelo es un conglomerado donde hay unos espacios porosos que permiten el paso del aire, las raíces y los nutrientes del suelo, por lo que cuando se reduce esos espacios se complica la toma de nutrientes para las plantas.
“El problema radica en que cuando se fertiliza, se disuelve por acción del agua y no puede penetrar en el suelo por la compactación, entonces se pierden y las plantas no lo pueden recibir”, indica Rojas.
Para lo cual se debe aumentar la porosidad del suelo y disminuir la compactación para que las plantas puedan crecer.
Ataques de insectos y plagas
Muchas veces las personas están aplicando insecticida sin tener la plaga, pues lo hacen para evitar otras complicaciones.
Sin embargo, “con esas fumigaciones indiscriminadas se está acabando con poblaciones de microorganismos benéficos que ayudan a controlar otros y se empieza a presentar un desorden en el equilibrio que se tenía en el suelo, por lo que aparecen plagas que afectan las praderas”, concluye Rojas.