Los terneros al momento de nacer son separados de sus madres y el no tener ese contacto hace que ellos no adquieran los microorganismos necesarios para el correcto desarrollo de su tracto gastrointestinal, señaló la investigadora de Agrosavia Erika Grijalba.
Como alternativa, hace muchos años, algunos investigadores de la Corporación plantearon la búsqueda, selección y aislamiento de microorganismos del rumen y de particular ellos querían que fueran aislados de ganado adaptado a las condiciones nutricionales en las que las vacas colombianas crecen y se desarrollan.
El reto era crear una formulación que durante el proceso de elaboración y almacenamiento del producto y su aplicación permitiera conservar la viabilidad y la eficacia de estos microorganismos. (Lea: ¿Cuándo utilizar los prebióticos, probióticos y simbióticos?)
Fue así como Agrosavia desarrolló el único probiótico a base de microorganismos de razas criollas colombianas que se llama Rumitec y es producido a partir de bacterias benéficas como mejorador de la eficacia alimenticia en terneros y terneras en etapas de iniciación.
Sirve para acelerar el desarrollo del rumen y potencializar el rendimiento productivo del ternero.
Funciona equilibrando la flora intestinal, potencia el sistema inmune y acelera el paso de lactante a rumiante; acelera el destete, ahorra el consumo de leche en terneras, genera mayor ganancia de peso en la etapa de iniciación y previene diarreas.
A partir del tercer día de nacido se debe administrar vía oral 10 mililitros durante los diez primeros días luego a los cinco días se repiten10 mililitros y 15 días después otra dosis de 10 mililitros. (Lea: El uso de probióticos mejora la producción animal, dice estudio)
Por su parte, el Investigador asociado PhD Agrosavia Fernando Rodríguez en una charla de la entidad, indicó que hay virus que atacan a las bacterias ya sean estas buenas o malas y se conocen como bacteriófagos que inyectan su material nucleico y se integra al de la bacteria y cuando se liberan como nuevas partículas virales maduras arrastran pedazos de ese genoma bacterial.
La industria ha desarrollado alternativas tecnológicas al uso de antibióticos que tienen mucho que ver con metabolitos secundarios, moléculas que se extraen de plantas, de frutas, de aromáticas que tienen una fuerte actividad antimicrobiana como es el caso del anís, tomillo, apio, pimiento, naranja, pomelo, mandarina y orégano.
Por otro lado están los probióticos, prebióticos y simbióticos. Los primeros son microorganismos viables que al ser ingeridos en número suficiente provocan efectos benéficos sobre la salud, estimulan el sistema inmune, modula el microbioma intestinal, potencia la actividad enzimática, mejora la absorción de nutrientes y la respuesta reproductiva.
Para que un probiótico sea exitoso debe ser de la misma especie o especies afines, además los microorganismos que se contienen en esa fórmula deben ser capaces de crecer tan rápido como las bacterias que viven donde se va a colocar. (Lea: Agrosavia lanza el probiótico Rumitec en el marco de Agroexpo)
Se necesita también que sean óptimamente capaces de unirse al epitelio intestinal, que tenga un lenguaje químico que sea reconocido como un organismo benéfico.
Además se debe adaptar a esas condiciones del ambiente, tener alta capacidad de sobrevivir a gradientes de substancias antimicrobiales; y su número debe equipararse en dosis a las concentraciones de esos microorganismos que allí ya residen y lo ideal es que permanezcan siempre.
El ternero es un monogástrico per sé y le toma por lo menos un mes desarrollar esas primeras vellosidades del rumen y ese epitelio que tiene que empezar a formarse está muy asociado a lo que se le suministre. El escenario ideal para desarrollar esa papila ruminal es darle leche, concentrado y heno porque con ello se tienen todos los sustratos que las bacterias del rumen necesitan para crecer, producir sus metabolitos y estimular la generación de esa pared y la absorción de esos nutrientes.
Una vez que el ternero ha madurado, a los tres meses, va a tener un sistema microbiano completo, en su panza va a tener hongos, bacterias y protozoarios que en conjunto van a trabajar sobre esa dieta.
Los hongos del rumen trabajan para abrir agujeros en el pasto que el animal consume, en esa pared celular y así darle acceso a las bacterias del rumen las cuales van a crecer y ser abundantes dependiendo de lo que se les suministre en la dieta. (Lea: Suplementos líquidos y probióticos, esto es lo que usted debe saber)
Los criollos colombianos tienen unas condiciones y microorganismos muy especiales. Si se considera que la llegada de los Taurus a nuestro país fue hace 500 años es suficiente para generar microorganismos especiales que han sido capturados en una colección única en términos de caracterización y conservación.
Por eso el país ha tenido un recurso para explorarlo y saber cuáles son esas capacidades.
Colombia a través de los microorganismos de sus criollos y también de las razas comerciales adaptadas a los ambientes únicos del país tiene la capacidad de generar productos tecnológicos como los probióticos para tratar de ayudar a solucionar o mitigar los diferentes problemas que se pueden presentar.
Estos probióticos son buenos porque ofrecen un sinnúmero de posibilidades, pueden producir ácido butílico que es una fuente de energía, alta capacidad de degradar celulosa y compuestos fibrosos, y tiene sustancias antimicrobianas que ayudan a luchar contra diferentes patógenos. (Lea: En EE.UU. analizan uso de probióticos en la producción cárnica)
Rumitecm un desarrollo de Agrosvia y que está cerca de lograr la patente americana, es el único probiótico para terneros que contiene una mezcla de microorganismos nativos del rumen de ganado colombiano. Acelera la fase de lactante a rumiante en bovinos reflejado en el aumento de peso del animal en gramos/día hasta en un 22 % y reduciendo el tiempo de desleche hasta en 15 días.
Además, hay una reducción de episodios de diarrea superior al 80 % y ahorro en medicamentos asociados a diarrea hasta en 78 %. No se requieren antibióticos.