En algunas ganaderías se encuentran animales que son conocidos como vacas ladronas que son aquellas que se saltan de un cerco a otro, que no respetan la cerca eléctrica, que cuando un ganado está comiendo en un lugar ellas están comiendo en el siguiente.
Así lo señalo Antonio del Dago, de Hacienda La Verónica, en su canal de youtube, donde indicó que esos son animales que siempre están dando “dolores de cabeza” porque “hacen lo que quiere” e impiden que a veces se puedan hacer buenos manejos en las rotaciones de los potreros.
Esto se encuentra, principalmente, en animales que tienen cruce de cebuinos. En ese tipo de animales siempre alguno va a aparecer con estas características.
También hay otro tipo de animal que es nervioso, que es arisco, que cuesta mucho trabajo manejarlo, que se asusta con facilidad, que nos puede agredir porque se ve acorralado, asustado, este tipo de animal también es frecuente en las explotaciones y cuando hay animales que tienen esa sangre cebuina ese problema está ahí latente.
Normalmente se tiene que hacer un trabajo de manejo con ellos y a veces se compran animales que ya vienen con todas estas características que impiden a veces poder trabajar de una forma eficiente y toca todo ese trabajo de adaptar ese animal al manejo o si no definitivamente tocaría sacarlo del hato pudiendo ser muy productivo, de buenas producciones de leche, pero que en el manejo de la finca no trabaja bien. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Cuál es la vaca problema en su finca? Conózcala)
Lo peor es que esas conductas que tienen estos animales pueden incidir en que otros animales que no las tenían tengan comportamientos similares porque las vacas generalmente tienen unas líderes, unas dominantes, y el resto sigue los comportamientos de estas.
Solución práctica
Frente a ello hay una solución que se ha visto en Brasil, pero que seguramente se aplica en otras partes. En un hato que visitó y donde había vacas de este tipo de comportamiento, la solución fue muy práctica, cogen una cuerda la atan alrededor del cuello y le colocan un galón de plástico vacío que les cuelgue, esto hace que al tener un elemento encima que es ajeno, se incomoda y le causa dificultad hacer todas las cosas que antes hacía.
La vaca al ver que ese comportamiento que ella tenía de manifiesto como algo que habitualmente podía ser y nada le pasaba ahora, con ese galón atado al cuello no va a poder hacerlo entonces la mayoría de las vacas se reacondiciona. Se les deja un tiempo que puede ser entre dos y seis meses mientras se adapta a su nueva rutina.
Con ello se evita tener que salir a vender esa vaca que puede ser buena, pero que por su comportamiento hace más difícil el trabajo en el hato.
También hay otra posibilidad que es colocarle un lazo a través del cuello y dejarlo largo para que el animal lo vaya pisando, pero también es un poco más delicado y complejo porque el animal puede pisarlo e irse por un barranco, en cambio con este tanque el animal ve que no puede pasar y que le cuesta desplazarse y termina por adaptarse más fácilmente. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Cómo puede medir la conducta de su ganado? Conozca algunas claves)
Con aquellas vacas que suelen tener comportamientos ariscos o agresivos también es un buen sistema porque hace que al tener amarrado este elemento hace que se acomode a las circunstancias y se vuelvan más dóciles.
Con estas pequeñas soluciones se puede mejorar ese carácter de los animales y evitar sacrificarlos cuando a veces son buenos y lo que van es a representar pérdidas para el hato.