En los últimos años, debido a la elevada demanda de alimentos que requiere el planeta, los productores agropecuarios se han visto en la necesidad de implementar nuevas tecnologías y formas de pensar la agricultura de forma inteligente. Aquí le contamos de qué se trata. El ‘smart farming’ se traduce en español como agricultura inteligente, aunque se le ha comparado con otros términos como ganadería de precisión. De hecho, la Universidad de Córdoba en España celebra el Encuentro Universidad-Empresa Smart Farming Ganadería de Precisión, que en marzo de este año tuvo su versión 16. Se precisó que este término no es nuevo, pues lleva varias décadas en desarrollo, pero el uso de nuevas tecnologías de la información y comunicación, así como el abaratamiento de componentes electrónicos, ha llevado a consolidar esta idea. (Blog: Alimentación inteligente para el ganado) Así mismo, un artículo de la revista Forbes escrito por Federico Guerrini detalla cómo ya se está implementado la ganadería de precisión con sensores para monitorear información de bovinos como temperatura corporal, actividad animal pulso o posición satelital (GPS). De otro lado, el ingeniero agrónomo Aníbal Fernández Mayer, con master en Nutrición Animal, describió la ‘ganadería de precisión’, que viene de la ‘agricultura de precisión’ y analizó cómo establecer un proyecto en las empresas ganaderas de acuerdo a ciertos criterios. El experto señaló que así como los agricultores aprenden a detallar sus cultivos, los ganaderos deben hacer lo mismo de acuerdo a su sistema de producción, que incluyen el registro de todo los componentes de la empresa. (Lea: Agricultura de precisión, aliada de la ganadería) En primer lugar, debe trazar unas metas a corto y mediano plazo. Así se debe realizar una planeación de acuerdo a la realidad financiera y la capacidad de endeudamiento de la explotación ganadero, buscando animales precoces, alta carga animal y producción con bajo costo. También incluye la planificación y el manejo de los recursos forrajeros, concentrados, insumos, entre otros. Hay que proyectar las ganancias diarias de peso estimadas para cada categoría, haciendo ajustes en dieta o carga animal, y pensando en el suministro de suplementos. Tercero, se deben hacen controles periódicos para vigilar el peso y el engorde del animal, comparando los pesos reales con las estimaciones. En caso de alguna diferencia significativa, hay que hacer correcciones. El último aspecto referido por Fernández Mayer habla sobre la evaluación económica y los controles de ingresos y gastos, estimando el movimiento financiero a lo largo del año o el ciclo productivo. (Lea: ¿Cómo hacer que los drones sean tan populares como los celulares?) Todos estos monitoreos son posibles gracias a las nuevas tecnologías, en especial computadores y celulares, así como todos equipos propios de la actividad pecuaria: detectores de celo, chips de identificación, entre muchos otros. Incluso, los drones permiten hacer divisiones de potreros y vigilar a las vacas para evitar que se pierdan. Si bien Guerrini manifestó que el ‘smart farming’ se da principalmente en grandes explotaciones, sobre todo en Estados Unidos, también hay propuestas para que pequeños y medianos productores se formen en este concepto y utilicen las herramientas más modernas.