Los médicos veterinarios utilizan el concepto Energía Neta de Lactancia, ENL, para describir cuáles son los requerimientos energéticos que obtienen los rumiantes de los alimentos que consumen para realizar sus funciones metabólicas. De acuerdo con César Gómez, médico veterinario y magíster en reproducción animal, la ENL es la energía que necesita la hembra bovina para producir el lácteo. “Del 100 % de energía que consume la vaca, tiene que distribuirla en variadas proporciones en los sistemas circulatorio, muscular, esquelético y digestivo, así como en la producción de leche”, indicó. (Reportaje: Uso correcto de concentrados para ganado de leche y doble propósito) El valor energético de los alimentos y las raciones del ganado se expresan en energía bruta, EB; energía digestible, ED; energía metabolizable, EM; energía neta para mantenimiento, ENM, y la energía neta de lactancia, ENL. La EB es la energía total que desprende un alimento que se va perdiendo una vez la consume el animal. Así pues, la ED ya ha perdido energía de las heces y la EM, de la orina y los gases. Estos contenidos energéticos, luego al hígado y finalmente a la ubre, donde queda la ENL. Óscar Ospina, médico veterinario y candidato a PhD, explicó que para conocer la cantidad de energía que aporta un alimento, como un tipo de pasto, se debe hacer un análisis bromatológico. (Lea: Vacas desnutridas: menos partos y poca leche) “La energía del pasto que se mide a nivel de rumen es la ED, a nivel del hígado es la EM y cuando se mide en la ubre, es la ENL. Lo que se sabe es que para producir un litro de leche se necesitan 2,3 megajoules. Si la vaca puede llevar 23 megajoules de ENL, podría producir desde el punto de vista energético, 10 litros”, puntualizó. El joule es la unidad de medida aceptada internacionalmente y equivale a 4,185 calorías, que sigue la más usada en los trabajos científicos. Así pues, un megajoule, MJ, equivale a 4,185 megacalorías, Mcal. Ospina resaltó la importancia del concepto de ENL e hizo unas recomendaciones para que el ganadero pueda emplearlo. En primer lugar, debe conocer cuántos MJ de energía neta por cada kilo de materia seca. (Reportaje: Estrategias nutricionales para mejorar composición de la leche) Según el médico veterinario, un kilo de materia seca de una brachiaria humidícola tiene 3 MJ de ENL, una brachiaria decumbens tiene 4,3 MJ, una estrella africana tiene 4,8 MJ, un kikuyo tiene 5,4 MJ y un raigrás de 5,2 a 6 MJ. “Si una vaca consume 70 kg de pasto, son 14 de kg de materia seca (el 20 %). Si cada kilo 5 MJ, en total son 70 MJ de ENL. Digamos que de los 70 MJ que entran a la boca, están llegando 30 MJ que producirán unos 13 litros de leche”, precisó. Por su parte, Gómez indicó que la distribución de energía varía según la raza, la genética y la etapa en la que se encuentra. Por ejemplo, una vaca que ofrece 50 litros de leche en el pico de lactancia requiere más energía. No obstante, si está en el segundo tercio de lactancia, la producción disminuye y gastará menos. De igual manera, la res utiliza otros recursos para obtener fuerzas, como su propia grasa. (Lea: 5 estrategias para producir leche de calidad en el trópico bajo) “La vaca también utiliza sus propios ahorros, de la grasa muscular, peritoneal o subdérmica. (…) Hay animales cuya genética les exige producir altos volúmenes de leche y por eso distribuyen mal su energía, por lo que terminan en baja condición corporal”, señaló Gómez. Consulte con su médico veterinario para obtener la ENL de sus vacas con relación a sus pastos, para saber cuánto energía consumen y cómo puede hacer más eficiente la conversión en litros de leche.