En la actualidad, existen 2 métodos para realizar este proceso biotecnológico: en fresco o in vitro. CONtexto ganadero explica en qué consiste cada uno, sus ventajas y desventajas.   César Augusto Gómez Velásquez, médico veterinario y magíster en Ciencias Veterinarias, comenzó por señalar la diferencia básica entre los 2 procesos. (Lea: Proyecto de transferencia de embriones deja buenos resultados en Huila)   “La transferencia de embriones tiene 2 protocolos. Hay uno en fresco, donde los embriones se extraen de las donantes 7 días después de la fertilización. Mientras que el proceso in vitro se obtiene los ovocitos, que son fecundados en el laboratorio y luego se vuelven a introducir en la receptora”, aseguró.   En el primer protocolo, se administran hormonas a las vacas donantes que estimulan los ovarios para que ovulen más y produzcan en promedio 6 ovocitos. Cuando entran en celo, se inseminan para fecundar los óvulos dentro del oviducto, se incuban durante 7 días y luego se extraen.   Con in vitro, se hace una aspiración folicular por medio de una sonda ecográfica de los óvulos. Estos se llevan a un laboratorio donde son evaluados y allí mismo se fecundan, para ser reintroducidos en las receptoras.   Cada protocolo tiene sus ventajas y desventajas. Por ejemplo, con el in vitro se puede trabajar con semen sexado con mayor facilidad que en fresco, pues en este caso el éxito disminuye sustancialmente. (Lea: ¿Cuánto vale producir un embrión bovino?)   Según el médico veterinario, el costo para transferir un embrión en fresco cuesta entre $300 a $350 mil por cada embrión (en un cálculo aproximado). En el caso de la fertilización in vitro, ofreció una cifra más reducida y exacta: entre $287 y $290 mil.   En cambio, el costo de las preñeces se invierte. Mientras que una preñez confirmada de 90 días in vitro cuesta entre $850 y $900 mil, mientras que en el proceso en fresco es más barato y cuesta alrededor de $800 mil.   “Esto es porque tiene más porcentaje de éxito la técnica en fresco que in vitro, entonces los costos se van a reducir un poco”, precisó Gómez. (Lea: Transferencia de embriones: al alcance de pequeños ganaderos del país)   El experto aclaró que la aplicación de procesos de biotecnología como la transferencia de embriones no se realiza de forma convencional, pues no todas las vacas son donantes ni todas son receptoras.   Tampoco es necesario aplicar alguno de los protocolos si se cumplen ciertas condiciones: “Por ejemplo, yo tengo una ganadería de la sabana de Bogotá con 100 vacas Holstein con muy buena producción y que dan una cría al año, no necesito hacer un programa de transferencia de embriones”.   Si por ejemplo, de las 100 vacas hay 3 que ofrecen un porcentaje superior al promedio de lactancia del hato, se pueden extraer embriones sexados y se introducen en las receptoras para obtener crías con mayor desempeño en producción de leche.   No obstante, son escasas las ganaderías en el país que tengan un programa de biotecnología reproductiva de transferencia de embriones. Según Gómez, apenas el 0.8%. (Lea: Mejoramiento genético animal, apuesta de la ganadería colombiana)   “La transferencia de embriones es muy costosa en comparación con otras tecnologías como la inseminación artificial. Hay ganaderías donde no se necesita por la genética y otras donde no se practica por la economía”, puntualizó.