¿Ha escuchado hablar de la carne argentina de vacas alimentadas en pastizales naturales? Conozca este modelo de negocio que está arrasando con las quejas y demostrando que se puede cuidar el medio ambiente.
En un informe publicado por DW Español realizado por Alejandro Rebossio, se expone que esta forma de producción de carne bovina, en lugar de agravar la crisis climática, puede contribuir a aliviarla. Si usted está interesado en conocer más detalles de este tipo de carne, puede hacerlo en Buenos Aires en el restaurante Esquina en donde se adquiere el producto directamente del ganadero. (Lea: Pastizales del futuro: ganadería con servicios ambientales)
El dueño de este establecimiento comercial, Rodrigo Sieiro, manifiesta a DW que “el precio es mucho más caro porque hay carnes justamente más baratas, pero queríamos tener la calidad y la individualidad de los productores. Esta tiene menos grasa intramuscular, un sabor un poco más fuerte pero rico”.
Dicha carne proviene de un área a 116 km de Buenos Aires, en donde Fernando Bianchi, recupera el pastizal degradado para alimentar a sus bovinos. Como él, otros 125 ganaderos argentinos se integraron en alianza del pastizal que coordina Federico Schäfer.
El modelo de pastizal, busca armonizar la producción y la conservación y ha dado buenos resultados. Fernando Bianchi afirma que “nos permitió abaratar los costos, entonces lo que vimos es que a lo largo de los años pudimos producir más pasto, más carne, aumentando la biodiversidad, vida silvestre, la retención de agua en el suelo”.
Los pastizales en estos predios se han recuperado gracias a que se rotan los animales por sectores en la finca hasta dos veces por día, teniendo en cuenta que en los campos se establecen gramíneas y leguminosas para que brote el pasto.
De acuerdo con Federico Schäfer, “una vaca que fue alimentada granos, que viene con una huella de carbono muy grande por todo lo que es la agricultura y tiene muchos insumos encima, tiene una huella muy grande teniendo en cuenta que el animal ya emite”.
Scäfer dice que si el animal está en un sistema en donde se están midiendo las variables y no se depende de insumos externos, que son los que generan la gran huella de carbono, ese vacuno en su ciclo natural está capturando carbono. (Lea: Atacar la producción de carne de res no salvará la Tierra)
“De hecho, las grandes praderas se hicieron con herbívoros y se capturó carbono naturalmente”, menciona Schäfer.
Hay que tener en cuenta que, por el impacto del movimiento de los animales bovinos, Bianchi sostiene que consigue una carne de mejor calidad nutricional en términos de grasas y vitaminas, de mejor sabor y de mejor precio.
En palabras de Bianchi, “replicando el modelo productivista de feedlot, perdimos esa marca país de Argentina de una carne hecha a pasto que es espectacular”.
Pero poco a poco, el mundo está demostrando que se vuelve a buscar esa carne de pastizales, no