Enrique Rombaud, especialista en salud animal, expone que el cuarto estómago de los rumiantes es el abomaso, el cual es el estómago verdadero, pero antes de ese tienen el rumen que es el más importante, el retículo y el omaso.
“Entonces, todos sabemos cómo come la vaca, que envuelve en la lengua un trozo de pasto que atraviesa el esófago de forma entera. Es así como en la pasa por la parte dorsal del rumen, mandándole un mensaje al cerebro para que este último le ordene al rumen que se mueva”, describe Rimbaud.
Una vez el rumen empieza a moverse, el forraje o pasto que come el bovino, queda en el medio de uno de los estratos, mientras que en el fondo de esos estratos hay material o alimento que ya está finamente digerido, y al principio de estos estratos se encuentra el gas.
De acuerdo con Rimbaud, “en el momento en que se empieza a mover el rumen, lo primero que hace es una contracción eructativa, que es de atrás hacia adelante, que se encarga de pasar el gas a la boca, saliendo como eructo”.
Lo segundo es que hace una contracción de arriba hacia abajo que mezcla el alimento y luego hace una contracción total llamada contracción fundamental única, que manda el pasto entero nuevamente a la boca para que el animal haga la rumia. (Lea en CONtexto ganadero: El proceso de la rumia: Tránsito y absorción ruminal)
La rumia es el proceso en el cual el animal empieza a masticar, pulverizando el alimento y agregándole saliva. De esta forma, el alimento con saliva pasa nuevamente al rumen.
En palabras de Rimbaud, este alimento es importante porque “la saliva tiene un pH de 9, pero con este proceso el rumen consigue un pH de 6.5, que es donde las bacterias y protozoarios pueden digerir el alimento”. (Lea en CONtexto ganadero: Conozca las diferentes funciones de la saliva en la fisiología ruminal de las vacas)
Además de esto, durante todo el proceso se hace una cuarta contracción de atrás hacia adelante, en la que pasa todo el alimento digerido al retículo, que, a su vez, se contrae y pasa el alimento al omaso, que es un estomago que está detrás del rumen.
Según el experto, “el omaso deshidrata el alimento y luego este pasa al cuarto, que es el estómago verdadero. Esto es importante porque cuando se alimenta a una vaca, se debe pensar en la fisiología, pues si damos concentrado con pasto picado, este alimento llega al rumen, no comunica al cerebro que llegó y va directamente al fondo y luego al retículo, omaso y abomaso”.
Esto quiere decir que en esta última opción se está logrando una materia fecal “cara y de calidad, pero lo que estamos invirtiendo en alimento en concentrado o pasto picado lo estamos perdiendo”, concluye Rimbaud.