El Quercus humnoldtii Bonpl o mejor conocido como encino, roble, roble de tierra fría roble rosado es una especie que está presente en miles de fincas ganaderas en las tres cordilleras andinas, establecidos y conservados por su gran valor ecológico por ser refugio de fauna y flora.
Esta es una especie que se distribuye desde el sureste de Asia, Europa hasta Norte y Centroamérica. En Colombia llegó hace un millón de año. El roble andino es un árbol de gran porte, con fuste recto y cilíndrico, a veces ramificado desde la base, que forma bosques extensos llamados robledales en las montañas andinas. (Lea: Hay que conservar el Roble andino)
Este árbol crece principalmente ente los 1900 y 3500 metros de altitud, aunque también se encuentra a elevaciones menores (1100 – 1300 m.s.n.m.) en el piedemonte amazónico del Caquetá y la Serranía de San Lucas.
De acuerdo a lo explicado por el libro el libro ‘Árboles nativos para predios ganaderos. Especies focales del Proyecto Ganadería Colombiana Sostenible’ elaborado por la Fundación CIPAV y Fedegán, este crece bien en suelos profundos, fértiles, húmedos y bien drenados, además prefiere los suelos arcillosos con gruesas capas de material orgánico.
A pesar de ser un árbol abundantes y de amplia distribución geográfica, hoy en día el roble se considera una especie amenazada porque a extracción de su madera y su transformación en carbón vegetal han ocasionado una reducción severa de sus especies.
En la Cordillera Oriental existen actualmente unas 170.000 hectáreas de robles de los cuales solo el 10 % se encuentra protegido en santuarios de fauna y flora y reservas privadas. El restante 90 % está representado por fragmentos pequeños y medianos, que se están en su mayoría en las tierras ganaderas y agrícolas que generar la mayor parte de ingresos de la región. (Lea: Conozca las bondades del roble andino en sistemas silvopastoriles)
Recomendaciones para la conservación del roble andino en fincas ganaderas
-
Dado que las temperaturas cada vez más altas durante los meses secos aumentan el riesgo de incendios forestales, es esencial evitar el uso del fuego para limpieza de los potreros y la eliminación de los residuos de cosechas agrícolas.
-
Se debe evitar el acceso del ganado a las áreas pendientes, degradadas o vecinas a robledales. Para hacer esto es conveniente intensificar el uso de las tierras planas y fértiles con cercas eléctricas y pastoreo rotacional en sistemas silvopastoriles.
-
Usar madera cultivada de eucalipto, pino, cipres, urapán y otras especies comunes para postes de cerca, corrales, establos, puentes y viviendas rurales, evitando así la tala de los robles. (Lea: Árboles nativos en los sistemas ganaderos colombianos)
-
Plantas bosques dendroenergéticos de eucalipto como fuente de leña y carbón vegetal con el fin de reducir la presión sobre el roble. Media hectárea de eucaliptos sembrados a 2 x 2 metros pueden satisfacer las necesidades de leña de una familia campesina durante todo el año.
-
Sustituir la leña por gas natural o biogás generado con excretas animales.
-
Contribuir a la conexión entre fragmento o manchas de robledales a través de corredores de vegetación nativa o mixta protegidos del ganado con cercas eléctricas.
-
Evitar la cacería.
-
Evitar la extracción industrial de robles como negocio dado que los beneficios para los productores ganaderos son mínimos.
-
Plantar árboles de roble obtenidos en viveros locales o mediante el traslado de plántulas del bosque.
-
Aprovechar los robledales como lugares de educación ambiental e investigación a través de iniciativas de conservación privada y proyectos comunitarios.
Si quiere aprender más acerca de las experiencias de algunos ganaderos con esta especie, haga clic en el siguiente enlace.