Desde hace más de tres décadas la fertilidad de las vacas ha ido disminuyendo, lo cual ha hecho que la longevidad en su vida productiva sea menor.
El descenso de la fertilidad de las vacas, especialmente en las altas productoras de leche de la raza holstein, ha provocado que la tasa de gestación por inseminación pase del 80 % en los años 90 al 40 % aproximadamente en la actualidad, según una nota publicada en el portal ganaderia.com
Allí profesionales de diferentes universidades de México exponen algunos puntos que consideran de gran importancia para orientar el mejoramiento de la fertilidad y por lo tanto, optimización de la eficiencia reproductiva en las vacas.
En primer lugar plantean algunos factores que inciden en la fertilidad de las vacas como el tracto reproductivo, el hato, la fertilidad de los toros e incluso el hombre. En este último caso señalan que puede tener fallas en la eficiencia o errores en la detección del celo, así mismo influye la habilidad del inseminador, el almacenaje y manejo del semen congelado.
Respecto al tracto reproductivo de la vaca se pueden presentar problemas de distocia, retención de la placenta, infección uterina, ovarios quísticos, muerte embrionaria y preñez gemelar, entre otros. En cuanto a la vaca o el hato, algunos de los aspectos que pueden incidir son la raza, la edad, la genética y el manejo. (Lea en CONtexto ganadero: Conozca la importancia del equilibrio entre la fertilidad y la productividad)
Clave, el bienestar animal
Los autores mencionan, igualmente, algunos efectos del ambiente que indican un bienestar animal deficiente y, por lo tanto, falla en la fertilidad en vacas, como dolor, temor, restricción de movimientos, sensación de frustración, y sobreestimulación.
Indicadores de bienestar deficiente como el fracaso en la vida reproductiva, aparición de daños corporales y aumento en incidencia de enfermedades, así como cambios de comportamiento también afectan la fertilidad de las vacas.
Otros indicadores que se deben tener tener en cuenta para mejorar la fertilidad de las vacas son los animales con poca actividad, problemas para pararse, distancia a la que permiten acercarse, miedo, lameteos a ellas mismas o a otras vacas y signos de irritación en la piel.
Adicionalmente, situaciones de intimidación o agresión entre los miembros del hato, condición corporal, suciedades en cuartos traseros, ubres y flancos, pérdida de pelo, pelo o raíz con poco brillo, estado del rumen, lesiones o traumas, signos de depresión o enfermedad.
Aspectos a tener en cuenta
Frente a este panorama, los autores plantean algunos aspectos que consideran importantes para el éxito reproductivo y la mejora de la fertilidad como detección oportuna de celos, manejo adecuado del semen, técnicas de inseminación, sanidad y alimentación de la vaca. (Lea en CONtexto ganadero: 5 factores que afectan la fertilidad bovina en Colombia)
Durante el ciclo productivo la vaca lechera debe parir con una condición corporal de 3.25 a 3.5 y no bajar a menos de 2.5 a los 60 a 90 días en leche. Si el animal pierde más de una unidad entre el parto y los 100 días en leche, verá comprometida su fertilidad.
La vaca debe ser secada con una condición corporal de 3.0 a 3.25 y recuperar en 2 meses un cuarto de la condición necesaria para llegar con una condición al parto de 3.25 a 3.5. Nunca debe perder condición corporal durante el periodo seco. En los últimos 21 días de gestación se debe empezar la adaptación del animal a las condiciones de producción y dietas altamente energéticas que recibirá después del parto.
Así mismo, señalan que el éxito reproductivo y de fertilidad depende de la coordinación de una serie de eventos fisiológicos tales restauración del útero postparto, reanudación de la ciclicidad postparto, desarrollo de un folículo y ovocito viable, ovulación, fecundación exitosa, desarrollo embrionario y fetal exitoso, y, parto normal.
Entre las medidas que ayudan a disminuir el efecto de factores climáticos para mejorar la fertilidad de las vacas, los expertos destacan la protección contra las radiaciones solares, directa e indirecta, por medio de sombras o techos apropiados; disponer de sombra en comederos y bebederos, para aumentar el consumo de alimento en animales con estrés calórico; baños por aspersión, en las horas más calurosas del día; construir genética adaptada; inseminación artificial con semen congelado en horas menos calurosas; dietas balanceadas proporcionando la energía necesaria; y, reducir la ingesta de fibra y aumentar la de proteína.